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miércoles, 28 de marzo de 2012

Madreñas

De la web corriendoenmadrenes.blospot.com


CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 22 de marzo de 2012

Las madreñas se hicieron para el barro. Era el calzado de nuestros abuelos cuando los pueblos no estaban asfaltados y llovía mucho más en invierno. Un cuenco de madera alargado, como un barco antiguo, sostenido sobre tres patas para que el pie no acabara enterrado. Fácil de calzar, fácil de quitar, siempre a las puertas de las casas, o a las puertas de las cuadras, para pisar sobre el estiércol del ganado sin mancharse las zapatillas.

No es un calzado para subir una montaña, pero Octavio Álvarez, que ha caminado con ellas por Babia, se ha llevado sus galochas a África y ha escalado el Kilimanjaro sin quitárselas.

Valoro su hazaña. Y le felicito por haber vuelto de África sin un esguince de rodilla. «Es más difícil subir Peña Ubiña», dice el montañero, acostumbrado a llevar madreñas desde niño. Y añade que sus zuecos de madera de abedul son tan confortables como el calzado de montaña.

El Kilimanjaro. Nieve en África. De la web www.new7wonders.com


Siento llevarle la contraria. Si fuera como dice, Álvaro Caballero no le hubiera dedicado cuatro páginas en este periódico, no hubiera llamado tanto la atención a los porteadores en Tanzania, no las tendría colgadas en su casa de Pinos como un trofeo. Y yo tampoco estaría escribiéndoles de ello.

Porque las madreñas, aunque Álvarez se haya convertido en un experto y sepa como herrarlas, no se hicieron para caminar por la montaña. Se hicieron para el barro. O para la nieve. Se usaban cuando no había nada mejor para el pie y son un símbolo de aquellos años de autarquía.

Hoy hay gente que viendo el campo abandonado, y las tierras poulas, y los árboles sin desbrozar, empieza a pregonar una vuelta a las madreñas –y no lo digo por el montañero de Babia, que está en su derecho de calzar lo que quiera, donde quiera y cuando quiera– mitificando el pasado rural del que venimos casi todos como si fuera la única solución al desempleo de decenas de miles de trabajadores.

Son personas que convierten la dureza del oficio del labrador, tan precario, tan inestable, en la panacea contra la crisis. Y no todo el mundo está preparado para subir al Kilimanjaro en galochas.

jueves, 15 de marzo de 2012

Reciclados

En Colonia sucede todo lo contrario que en León.
Pequeñas lápidas de latón recuerdan a las víctimas del Holocausto.
Del blog www.cuadernosdecolonia.blogspot.com
 CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 15 de marzo de 2012

Nadie sabe en qué año murió Daniel Redondo ni quién era, pero su nombre todavía puede leerse en el bordillo de una acera, en la calle del Maestro Uriarte, en el barrio de San Esteban de la ciudad de León.

Resulta que las aceras de esa cuesta están salpicadas de lápidas funerarias recicladas del antiguo cementerio de la carretera de Asturias y los vecinos pisan nombres desgastados de muertos y las fechas en que nacieron o murieron.

La mayoría de esa letras y esas fechas están picadas con un punzón para borrar la identidad de los fallecidos, según cuenta Marco Romero en este periódico. Y es como si murieran dos veces. Pero algunos nombres, como el del anónimo Daniel Redondo, han resistido a la acción de los punzones. Y también resisten algunas palabras graves —«sepultura perpetua» está grabado en otra de las lápidas— que sólo demuestran que la muerte no respeta nada y que ni siquiera una tumba es para siempre.

La cuesta del Maestro Uriarte no es el único lugar de León donde los vecinos pisan o han pisado mármol funerario. «Parece ser que en época de carestía económica, el Ayuntamiento aprovechó lápidas de mármol que no habían sido reclamadas por sus propietarios para pavimentar la plaza Mayor», afirma el archivero Alejandro Valderas. Y en el suelo de sus soportales, a los pies de los caminantes, estuvieron desde la posguerra hasta que las retiraron en los años ochenta. 

Caricatura de ENEKO

Estos días, con la crisis convertida en un saco roto en el que caben todos los recortes, la historia del reciclaje en la cuesta del Maestro Uriarte o en la plaza Mayor me parece una metáfora de lo que nos espera. Y me refiero a las medidas del Gobierno para reflotar la economía. En lugar de atajar el fraude fiscal —80.000 millones de euros en manos de empresarios que incumplen sus obligaciones, según los últimos cálculos— prefiere buscar dinero debajo de las piedras, presionar a los pensionistas que cobran en el extranjero y aprobar una reforma laboral que parece culpar a quienes tenemos empleo de que otros lo pierdan. Y me siento como si después de muerto, estuvieran picando mi nombre con un punzón para convertir mi tumba en una acera.

jueves, 8 de marzo de 2012

Toreros tuertos


Del blog http://www.ladrondetoallas.blogspot.com/

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 8 de marzo de 2012

Vívimos días de robos de cobre y toreros tuertos. Los ladrones arrancan los raíles viejos de las vías y aprovechan la oscuridad para llevarse cables de metal de las canteras y las minas. Vacían los depósitos de gasoil de las explotaciones de pizarra del Bierzo y La Cabrera. Fuerzan cerraduras para marcharse con motosierras y desbrozadoras de un taller de empleo. Y encuentran casas solitarias y las saquean. En el campo, no valen las alarmas.

En las plazas de toros, en las que todavía se llenan, triunfan matadores con un parche en el ojo, como Juan José Padilla, que recogerá este año un Micrófono de Oro y hace unos días cortaba dos orejas en Olivenza. «Se le vio sosegado, sereno y dispuesto a demostrar que el toreo de sentimiento no le es ajeno», leo en la crónica de un crítico taurino.

Padilla en Olivenza. Foto ATLAS.

Vivimos días de elecciones universitarias. Los candidatos a rector nos torean y sólo se acuerdan del campus del Bierzo porque necesitan un puñado de votos. Y el campus languidece. Ha desaparecido la figura del vicerrector, las titulaciones nuevas no llegan, la construcción de una residencia de la que tanto se habló se antoja una entelequia, las matriculaciones no despegan, los alumnos se van, y ni siquiera los políticos de la tierra le hacen un hueco en sus agendas.

Vivimos malos tiempos para la prensa. En Madrid, cierra un periódico y el desempleo y la precariedad en una profesión tan necesaria empiezan a convertirse en una seria amenaza para la salud de nuestra democracia, aunque sólo los mejor informados lo sepan.

Malos tiempos para la Educación y la Sanidad. Malos tiempos para protestar en la calle, porque da mala imagen. Para pagar una hipoteca. Para ser estudiante. Para ser joven y tener 20 años y pensar en qué demonios trabajaré cuando acabe los estudios. Y peor lo tienen los que han cumplido los 40, se quedan sin empleo y comprueban que las empresas sólo quieren becarios que ganen poco, que protesten poco, que callen todo.

Yo no me atrevo a pedirles a ustedes que tengan la nobleza de los toreros tuertos. No me atrevo a reclamar sosiego y serenidad cuando nos toman el pelo, nos sacan un ojo, y luego nos echan al ruedo a torear con un parche. Y sin rechistar.

jueves, 1 de marzo de 2012

Vertedero de vientos

La basura que nos rodea. Del blog astrofotograncanaria.blogspot.com

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 1 de marzo de 2012

No llueve. No sopla el viento. Y ya no es un sombrero. Es una auténtica manta de veneno lo que flota sobre nuestras cabezas este invierno.

Me refiero, otra vez, a la nube de contaminación que sobrevuela el Bierzo. De noche parece un banco de niebla que envuelve a la comarca en una atmósfera de misterio. Pero no hay nada mágico detrás de tanta polución. Sólo algunas chimeneas industriales quemando carbón, fabricando cemento, moldeando acero. Y algún incendio forestal, calcinando matorral en los montes después de un invierno muy seco.

Nos guste o no, vivimos de esas chimeneas. No podemos cerrar la térmica de Endesa, ni la de Anllares, ni la cementera de Cosmos, ni la acería de Roldán. El Bierzo ya se está convirtiendo en un erial para el empleo.

Y depositar esperanzas a corto plazo en las investigaciones sobre la combustión limpia del carbón es de ingenuos. Faltan muchos años, demasiados, para saber si la tecnología que está desarrollando la Fundación Ciudad de la Energía para capturar las emisiones de dióxido de carbono y encerrarlas en almacenes geológicos puede ser efectiva.


La huella que dejamos. Del blog www.clubdarwin.net


Así que estamos metidos en un pozo. En un agujero donde no corre el aire. Un vertedero de vientos. Un cementerio de partículas en suspensión. Una hoya de contaminación rodeada de nieve.

Aquí tenemos más casos de cáncer de lo normal, ya lo he contado. Aquí han querido instalar una planta de zinc en Cubillos, un vertedero de residuos en Matachana y una incineradora para quemar lodos y plásticos y neumáticos y grasas animales en Toral de los Vados. Como si no tuviéramos bastante.

Y chocamos contra un gigante. Porque Cimpor, la multinacional portuguesa que ha querido y todavía quiere incinerar residuos en su cementera berciana, es un gigante con mucho dinero y buenos estrategas. Así es como ha logrado dividir al movimiento opuesto a la incineradora —tan heterogéneo y tan sensible a las presiones— apostando por la quema de biomasa, pero sin renunciar a nada. Y ya va siendo hora, digo yo, de que todo el Bierzo tire de la manta.