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jueves, 31 de octubre de 2013

Grisú


Explosión de grisú en una mina francesa.
Ilustración de Le Petit Journal, 1892.
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 31 de octubre de 2013

Veo a una mujer que grita en el aparcamiento de la mina. Una mujer con gafas de sol. Alguien le cuenta lo peor. Lo que nadie quiere oír. Y ella grita y se derrumba, rodeada de brazos amigos. Y su imagen aparece en todos los periódicos digitales antes de que anochezca.

En algunos de esos medios, el video sobre el accidente del Pozo Emilio elaborado por una agencia de noticias se puede ver después de un anuncio de ginebra. Y no hay forma de saltárselo. Son los automatismos de la publicidad on line, que no tienen encuenta el dolor y la pérdida.

Y tenemos seis mineros muertos. La peor tragedia en la minería leonesa desde el accidente de Combustibles de Fabero (Cofasa), un fatídico día de noviembre de 1984 que costó la vida a ocho trabajadores después de una deflagración.

Y como entonces, la culpa la ha tenido una bolsa de grisú. Una bolsa que esta vez se abrió sin explotar, repentinamente, y que a pesar de todos los controles y todos los equipos auto-rescatadores envolvió a una decena de hombres que trabajaban en la misma galería sin tiempo para que se pusieran las mascarillas.

Parece un accidente de otra época. Seis mineros muertos. Seis. Nos habíamos acostumbrado a que la mina no se llevara a nadie en los últimos años. O que lo hiciera de uno en uno, de cuando en cuando. Parece un suceso de hace décadas. De cuando los periódicos eran en blanco y negro y no existía Internet, ni los videos on line con anuncios de ginebra.

Miro en las hemerotecas y encuentro decenas de artículos sobre el trauma de Cofasa, que sólo quedó atrás cuando un juzgado de Ponferrada condenó a penas de prisión menor a un ingeniero, a un capataz y a un vigilante por imprudencia temeraria con resultado de muerte y lesiones graves. El accidente, decía la sentencia, se hubiera evitado de haberse medido el grisú al empezar la jornada.

Y supongo que esa es la pregunta que nos hacemos todos; si el accidente de la Hullera Vasco-Leonesa se ha debido a la fatalidad o algo ha fallado en la mina más moderna de España para que ahora tengamos seis muertos y una mujer que grita para siempre en Internet, donde el dolor no puede borrarse.

viernes, 25 de octubre de 2013

Ventanas rotas

Ventanas rotas en un cine abandonado de San Petersburgo. Foto SPITZRUTEN
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 24 de octubre de 2013
 
 
La avenida de La Puebla es una calle muerta. A lo largo de sus trescientos metros se amontonan los comercios cerrados. Los locales vacíos. Los muros tapiados de ladrillos y carteles. Los cristales sucios. Las paredes grafiteadas. Los teléfonos de las inmobiliarias, anunciando que todo está en venta.
 
La avenida de La Puebla, en pleno centro de Ponferrrada, una calle importante porque vertebra las dos partes de la ciudad, porque más de la mitad del vial coincide con el Camino de Santiago, no levanta cabeza.
 
Y lo que le pasa a esa calle tan céntrica me recuerda al síndrome de las ventanas rotas, una expresión que acuñaron dos periodistas de una revista de Boston en los años ochenta y que hizo popular el alcalde de Nueva York, Rudolf Guiliani, para referirse al problema de la degradación urbana. La teoría dice que si no se arregla a tiempo una ventana destrozada en un edificio sin uso, los vándalos continuarán rompiendo cristales, un día tras otro, y todo el inmueble se echará a perder.
 
Y como el deterioro se extiende como la gangrena, el problema se repetirá en los edificios aledaños y al final, nadie querrá vivir en esas calles, abrir un comercio en esos barrios, comer en sus restaurantes, que acabarán cerrando, o comprar en sus supermercados, que se quedarán sin clientes.
 
A ese síndorme hay que ponerle remedio antes de que sea demasiado tarde. Porque lo que le sucede a la avenida de La Puebla es lo mismo que le ocurre a una calle histórica como El Rañadero, por citar otro ejemplo.
 
La concentración de los negocios en el centro comercial es la prueba de que estamos perdiendo el centro de la ciudad. De que la ciudad se nos está yendo de las manos.
 
Y como la gangrena no se detiene si no se la frena, un día podemos amanecer sin campus -la Universidad de León nunca ha apostado por las instalaciones que costeó el Plan del Carbón- sin estudiantes, sin comercios, sin servicios. Sin población activa. Sin colegios. Seremos una ciudad de ventanas rotas. Y ni siquiera nos acordaremos de quién nos arrojó la primera piedra.

martes, 22 de octubre de 2013

Desconciertos


Un periódico de malas noticias
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 17 de octubre de 2013
 
En el mundo en que vivimos la inmigración es un problema de seguridad y no una cuestión humanitaria. A los inmigrantes que mueren en un naufragio les conceden la nacionalidad y a los que sobreviven les denuncian por no tener papeles.
 
La principal potencia económica del sistema capitalista está a punto de desplomarse porque los extremistas del partido conservador están dispuestos a llevar al país a la suspensión de pagos para no costear la sanidad universal que ha puesto en marcha un presidente negro.
 
La vanidad de un pirata somalí apodado Bocazas -quizás el mismo que secuestró al pesquero español Alakrana- le hace viajar a Bélgica para participar en un falso documental y caer en las redes de la policía, que de otra forma nunca le hubiera detenido.
 
Y la crisis económica, y el decrédito de la clase política, llevan a miles de ciudadanos a los brazos del nacionalismo extremo.
 
En el país en el que habitamos, catorce cargos públicos no caben en la glorieta que inauguran en el municipio granadino de Alhedín, con ocho mil habitantes. El fotógrafo tiene que dar dos pasos hacia atrás para enfocarlos a todos.
 
En Madrid, el presidente espera a que escampe mientras los nacionalistas catalanes le amenazan con una declaración unilateral de independencia.
 
Y Gibraltar sigue siendo una colonia inglesa.
 
En la provincia que pisamos, una multinacional pleitea con un grupo ecologista que quiere defender al urogallo de un parque eólico.
 
Los presupuestos del Gobierno autonómico son más pobres que nunca.
 
Y otra vez no hay ninguna partida de dinero para Las Médulas.
 
En la ciudad desde donde les escribo, el alcalde despierta manteado por una revista que le busca las cosquillas con negocios de familiares.
 
Los preferentistas quieren recuperar su dinero.
 
El Hospital del Bierzo sigue a la cabeza del tiempo medio en listas de espera.
 
¿Y en mi casa? En mi casa sólo hay desconcierto cada vez que abro el periódico y me cuesta encontrar una noticia buena.

viernes, 11 de octubre de 2013

Películas

 
Cartel de las primeras películas de los Lumiére
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 10 de octubre de 2013
 
En Francia han reabierto el cine más antiguo del mundo. Se trata de una pequeña sala de proyecciones situada en la localidad de La Ciotat, en la región de Marsella-Provenza, llamada Teatro Edén.
 
Allí exhibieron sus primeras películas los hermanos Lumière en 1899. Y allí habían grabado unos años antes los mismos pioneros el famoso rollo con la llegada de un tren a la estación de la ciudad que tanto impresionó a los ingenuos espectadores de finales del siglo XIX. Algunos huían despavoridos. Otros se escondían bajo las butacas. Y el que menos, se protegía la cabeza con las manos en un acto reflejo ante el temor de que la locomotora que se les venía encima abandonara la pantalla. Como por arte de magia.
 
 

Llegada del tren a la estación de La Ciotat.
Fotograma de la película de 1895 de los hermanos Lumière.

 
En Francia reabren cines viejos. Y en en España, no sólo los cierran, sino que cada vez se ruedan menos películas. Si acaso, tenemos que soportar las 'películas' que nos cuenta algún ministro sobrado de eufemismos que en lugar de apoyar al cine nacional, -qué envidia la forma en que nuestros vecinos protegen su industria cultural- dice que le falta calidad y por eso no tiene espectadores. Como si la subida del IVA y la caída de las subvenciones, y el alto coste de las entradas en un país con seis millones de desempleados no tuvieran nada que ver.
 
Ese ministro se llama Montoro y ha debido pensar que todos los españoles somos espectadores bisoños y estamos sentados en el patio de butacas de aquel Teatro Edén. "En España, los sueldos no bajan, moderan su crecimiento", también ha dicho Montoro. Menudo tren, señor ministro, menudo tren...
 
Y no es el único ilusionista en el Gobierno. La ministra de Trabajo, Fátima Báñez, se ha empeñado en encontrar la cuadratura del círculo cuando afirma que las pensiones no bajan, aunque los pensionistas tengan menos dinero. Pero ya no cuela. También aseguró que la reforma laboral iba a crear empleo y miren cómo estamos.
 
Y el peor de todos, claro, es el presidente del Gobierno. "Hay cosas que no se pueden demostrar", ha dicho Mariano Rajoy de los sobresueldos de Bárcenas. Lo que no quiere decir que no sean ciertas. Y dan ganas de salirse del cine en mitad de la película.
 

viernes, 4 de octubre de 2013

Frases hechas

 

¿El Gobierno o la mayoría silenciosa?
Del blog www.vicenteluisrubio.blogspot.com

   
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 3 de octubre de 2013

El que calla, otorga, afirma un dicho popular al que parece haberse agarrado el Gobierno de Rajoy para continuar con su huida hacia delante. Peligrosa solución, invocar a una mayoría silenciosa que no protesta, que no se manifiesta en la calle, para dar por hecho que la política económica que están aplicando convence a la mayor parte de la población de este país.

Una política, les recuerdo, que ha priorizado la reducción de la deuda sobre la creación de empleo aplicando un recorte drástico del gasto público, de los servicios sociales, la Sanidad y la Educación, y que nos ha sumergido a todos en el pozo de la recesión. Austericidio, le han llamado.

Y es como la pescadilla que se muerde la cola. El resultado de toda esa austeridad ha sido un aumento del paro, una reducción de los ingresos del Estado, que tiene que pagar más prestaciones por desempleo, un aumento de los impuestos, y, lo que parecía más sagrado, lo que dijeron que nunca iban a tocar, un tijeretazo al gasto en las pensiones porque el sistema se vuelve insostenible.

No resulta extraño, por tanto, que este año tampoco haya dinero para la Fundación Ciudad de la Energía, un proyecto en el que nunca creyeron porque fue una apuesta personal de Zapatero, ni para la autovía entre Ponferrada y Orense, a pesar de que los parlamentarios y los alcaldes del PP no se cansaron de reclamarla cuando gobernaban los socialistas.

Y es que no se puede escupir al aire.

El argumento del Gobierno es muy retorcido. Si no estás contra mí, estás conmigo, nos vienen a decir, invirtiendo el significado de otra expresión común en nuestro lenguaje.

Da igual cuántas manifestaciones de protesta se convoquen. Es indiferente cuánta gente se eche a la calle. Mientras no supongan el 51 por ciento de la población, el Gobierno ha dicho que no se dará por aludido.

Y me recuerda el Gobierno de Rajoy a una avestruz que esconde la cabeza en un agujero de tierra para no ver que los problemas crecen y le asedian. Habrá que hacer más ruido para que salgan de su madriguera. Y a los que se quedan en casa les digo que el que no llora no mama.