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jueves, 31 de enero de 2013

La nieve de Luzzatti

Un tren actual, en la ruta de Pajares. Foto: You tube.

 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 25 de octubre de 2012
 
Al ingeniero Luzzatti se lo llevó una nevada en Busdongo. Ocurrió el último viernes antes de la Navidad de 1917, en la línea ferroviaria de Villamanín, y con él murieron un montador y dos obreros que acababan de instalarle una cuña quitanieves —zeppelines, las llamaban— a un vagón colocado delante de una locomotora.
 
El túnel de Busdongo estaba cerrado aquel día. Había caído tanta nieve que no circulaba ningún tren de la línea a Asturias y la Compañía de Ferrocarriles del Norte, para la que trabajaba Luzzatti, había trasladado a León «a una multitud de viajeros que se hallaban desde el lunes en situación bastante crítica», según recogía la edición del ABC que salió a la calle horas antes del accidente. «Cuatro máquinas trabajan sin descanso para dejar expedita la vía», añadía el redactor del periódico madrileño, sin imaginarse lo que estaba a punto de suceder.
 
Hasta entonces, la compañía empleaba brigadas de peones para despejar las vías cuando la ventisca interrumpía el tráfico en los puertos de Pajares y Pozazal. Pero aquel 21 de diciembre, siguió el ejemplo del Ferrocarril de La Robla, que ya había construido un vagón quitanieves, y ordenó a Luzzatti que probara la eficacia de los zeppelines. El ingeniero lo hizo. Se subió al tren y cuando circulaban por el puente de Baños, el vagón quitanieves descarriló y se precipitó al río Bernesga arrastrando a la locomotora.


El castillo de Ponferrada, entre 1892 y 1909. LUZZATTI
 
Luzzatti tenía 60 años, media docena de hijos, una esposa con la que se había casado en Ponferrada, y una afición a la fotografía que le había llevado a tomar una histórica serie de 14 imágenes del Castillo de los Templarios. De su vida se sabe muy poco. Apenas unos detalles recopilados por el historiador Miguel Jota García González. Se sabe, sobre todo, de su muerte en Busdongo.
 
Y lo mismo pasa con sus fotografías. De no ser por la serie del castillo, sería prácticamente un desconocido. Por eso va siendo hora de que la fortaleza que retrató cuando sólo era un ruina exponga esas 14 imágenes que tanto polvo han criado en un desván de Burgos durante el último siglo. No se me ocurre mejor forma de rescatar de la nieve a Luzzatti.