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jueves, 27 de febrero de 2014

Hijos de la buena estirpe

Código genético.

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 27 de febrero de 2014

Mi padre fue minero y albañil. Mis abuelos campesinos y pastores. Tengo antepasados que emigraron a América. Tíos y primos en Francia desde los años sesenta. Gente honrada y trabajadora que se buscó la vida lejos de su casa.
 
Yo estudié en un colegio público. En un instituto público. Y siempre saqué buenas notas. Mis padres me dijeron que era la única forma de prosperar al margen de la mina. Estudiar o picar carbón.
 
El Estado me dio una beca. Y lo viví como algo normal, algo a lo que tenía derecho cualquier joven de mi edad. La oportunidad de salir de casa para estudiar una carrera universitaria.
 
Después de escuchar a Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha rebuscado en las hemerotecas para preparar su intervención en el debate sobre el estado de la nación, tengo muy claro que si Mariano Rajoy hubiera sido el presidente del Gobierno cuando en 1983 firmaba en El Faro de Vigo un artículo titulado 'Igualdad humana y modelos de sociedad' -en el que decía que "el hombre es esencialmente desigual, no sólo desde el momento del nacimiento, sino desde el propio de la fecundación", que "nace predestinado por lo que habrá de ser" y que "es un hecho objetivo que los hijos de la buena estirpe superan a los demás"- yo no les estaría escribiendo esto hoy. Estaría picando carbón. O peor aún, en la cola del paro porque las minas han cerrado. Y no tendría ningún título universitario al que agarrarme para aspirar a un empleo mejor.
 
"La desigualdad natural del hombre viene escrita en el código genético", afirmaba Mariano Rajoy hace tres décadas, cuando ya era diputado de Alianza Popular en el parlamento gallego. En el código genético, insistía el futuro presidente del Gobierno, "se halla la raíz de todas las desigualdades humanas: en él se nos han transmitido todas nuestras condiciones, desde las físicas: salud, color de los ojos, pelo, corpulencia... hasta las llamadas psíquicas, como la inteligencia, predisposición para el arte, el estudio o los negocios". Pero mi abuela, que vivió 102 años; señor Rajoy, no sabía leer y yo escribo novelas por las noches.
 

En primer término, mi abuela Agustina, recién cumplidos los 100 años, junto a Felicísima,
otra centenaria, y el alcalde de Brañuelas, Benjamín Geijo, durante el homenaje
que recibieron en el Ayuntamiento el 9 de febrero de 2003. Foto de su nieto.
 

 

martes, 25 de febrero de 2014

Eufemismos

Del blog www.sumatefiles.wordpress.com
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 20 de febrero de 2014
 
El lenguaje siempre nos delata. Si alguien que aspira a gobernar España declara que tiene puestas sus esperanzas en el futuro con el siguiente razonamiento; "España tiene españoles y eso es una cosa muy seria", lo normal es dudar de la capacidad intelectual de quien ha pronunciado palabras de tanto calado, y echarse a temblar si las urnas lo colocan al frente del Gobierno.
 
Pues eso es lo que ha pasado. Que tenemos a Mariano Rajoy al frente del Gobierno y no es para tomárselo a broma.
 
A Rajoy y a su Gobierno les delatan los eufemismos. Al presidente y a sus ministros, que no parecen muy dotados para la comunicación y se han empeñado en no llamar nunca a las cosas por su nombre. La palabra rescate, por ejemplo, quemaba en la boca del mandatario cuando tenía que explicar a los periodistas la inyección de dinero que han recibido los bancos para sanear sus cuentas. ¿Recuerdan? No era un rescate, era una 'línea de crédito', o un 'préstamo en condiciones extremadamente favorables', o, simplemente, un 'apoyo financiero'.
 
A Fátima Báñez, ministra de Trabajo, se la recordará por denominar 'movilidad exterior' a la fuga de cerebros y la emigración de los más jóvenes. Los desahucios, para este Gobierno, son 'procedimientos de ejecución hipotecaria'. Y a la anminstía fiscal, Montoro la llamaba 'medidas excepcionales para incentivar la tributación de rentas no declaradas'. Imagínense al redactor de un periódico de la oficialidad tratando de encajar semejante expresión en un titular.
 
Y hay más. De Guindos decía que la subida del IVA era un 'gravamen adicional' y la recesión, un 'crecimiento negativo'. A la vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría, habría que darle un premio por referirse al copago sanitario como 'un recargo temporal de la solidaridad'. Y Montoro, otra vez, superó a todos cuando dijo que los salarios no bajaban, sino que 'crecían moderadamente'.
 
Así que no les extrañe si el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, vuelve a llamar 'medidas disuasorias' a las pelotas de goma con las que recibieron a un grupo de inmigrantes que trataba de entrar en España a nado. Los que las dispararon, ya se sabe, sólo estaban 'impermeabilizando' la frontera.

jueves, 13 de febrero de 2014

Sin papeles


Mapa de Ceuta, con el trazado de la valla fronteriza.
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 13 de febrero de 2014

Bajaron en tromba hacia la frontera de Ceuta desde el monte de Dar Kuiba, el 6 de febrero. Eran trescientos. Y estaban desesperados. Lanzaron piedras contra los agentes de la Guardia Civil apostados al otro lado de la valla, y al llegar a la playa del Tarajal se echaron al agua.

El agua estaba fría. Flotaban sobre neumáticos desgastados y chalecos elaborados con botellas de plástico. Algunos no sabían nadar. Nunca habían visto el mar. Pero tenían que salvar el espigón para tocar España.

Había marea baja en el Estrecho. Era el momento de intentarlo. Y sonaron los primeros disparos de fogueo. Las primeras pelotas de goma silbaron en el aire y rebotaron en el agua. Pero los subsaharianos no se arredraron. Nadaban, flotaban, pataleaban, y seguían doblando el espigón para alcanzar la playa.

Ceuta está llena de fosos, como el de San Felipe. Foto Wikimapia.


No me lo invento. La Delegación del Gobierno en Ceuta ha reconocido que los guardias fronterizos emplearon material antidisturbios para detener a los trescientos. Los inmigrantes aseguran que los agentes les dispararon con balas de caucho. Y también dicen que les arrojaron gases lacrimógenos, y les empujaron con un palo desde una patrullera hacia las aguas de Marruecos.

El Gobierno lo niega. Afirma que los agentes sólo trataron de 'disuadir' a los subsaharianos. Pero hay quince muertos. Quince ahogados. Y un cadáver que apareció en el lado español del espigón y que ha llevado a la Fiscalía a abrir una investigación para aclarar el fallecimiento.

Está en todos los periódicos. En todos los telediarios. Al mismo tiempo que nos escandalizamos porque Suiza pone cupos a la inmigración desde la Unión Europea y le abrimos la puerta a los sefardíes de Israel para que recuperen la nacionalidad española que nunca debieron perder, recibimos con pelotas de goma a los desarrapados que vienen del centro de África y tienen que organizarse en grupos para tener una oportunidad frente a las 'medidas disuasorias' del Gobierno.

No. No me lo invento. Pregunten en el Ministerio del Interior. Los únicos que han perdido los papeles con el problema de la inmigración están a este lado del Estrecho.

lunes, 10 de febrero de 2014

Tigres de papel

Los zarpazos del Cuarto Poder...
  
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves, 6 de febrero de 2014
 
Algo se mueve en España.
 
Es ese 'Tren de la Libertad', una marea violeta contra la nueva ley del aborto, más restrictiva y alejada de la realidad, que se detiene en Valladolid y reclama un cambio ante la convención nacional del PP.
 
Es el barrio de Gamonal, que detiene una obra impopular en un bulevar de Burgos, marcada por todos los vicios de la España caciquil.
 
Es la Marea Blanca, que consigue frenar en Madrid la privatización de seis hospitales públicos.
 
Son algunos jueces sensatos, que aplican la ley y se atreven a imputar a una infanta, investigar a un banquero bien relacionado -aunque hayan apartado del caso al magistrado anterior, acusado de prevaricar por meterlo en prisión- parar un paso atrás en el modelo sanitario, o tirarle de las orejas a la Junta de Castilla y León por no cerrar las puertas a la incineración en el Bierzo.
 
Por fin algo se mueve en la política al margen de los partidos tradicionales, cómplices de un modelo de gestión donde los corruptos se quedan con el 25 por ciento de los contratos públicos, según las últimas estadísticas de la Unión Europea, y crece la economía sumergida.
 
El nuevo Pablo Iglesias ya no está en el PSOE. Ni siquiera en Izquierda Unida. Lidera una formación que le debe mucho al movimiento del 15-M cuando nos dice que Podemos cambiar las cosas. Y Vox es el nombre de la nueva apuesta que divide a la derecha, y que amenaza con modificar definitivamente el mapa electoral de este país.
 
Imagen del perfil de Pedro J. Ramírez en Twitter
 
Pero hay cosas que siguen sin cambiar, así que pasen veinticinco años. "De sobra ha quedado demostrado que son los domadores de tigres de papel los que prevalecen en España", escribía el pasado domingo Pedro J. Ramírez para explicar su destitución al frente del periódico que fundó hace un cuarto de siglo. No soy devoto de Pedro Jota ni comparto sus teorías de la conspiración, pero en su última carta del director escribía una frase que lo resume todo: "El poder convirtió a El Mundo en un apestado y las grandes empresas del Ibex actuaron en consecuencia", confesó. Y nos estaba contando cómo cazaron al tigre.

martes, 4 de febrero de 2014

Viejo barco de hierro


El SS America, que terminó sus días con el nombre de American Star,
 en el puerto de Nueva York en 1941. Le pintaron dos grandes banderas de barras y estrellas
en el casco para que los submarinos alemanes vieran que era un barco neutral.
 Los Estados Unidos todavía no habían entrado en la guerra. Faltaba poco para el ataque a Pearl Harbour.

 
UN BARCO QUE SE DESHACE

Viejo barco de hierro es otro de los relatos incluidos en Tierra adentro y otros cuentos de naufragios, el libro que podéis encontrar en edición digital en la editorial Leer-e, y cuenta la historia del SS America, uno de los trastántlanticos más lujosos del mundo, que terminó sus días devorado por el mar después de embarrancar en una playa de Fuerteventura. Entonces se llamaba American Star, y lo remolcaban hacia Extremo Oriente para convertirlo en un hotel flotante.

El American Star, o el SS America tuvo una vida azarosa. Bautizado por Eleanor Rooselvelt, la Segunda Guerra Mundial aplazó su estreno como barco de pasajeros. Después de la entrada en el conflicto de los Estados Unidos, navegó como transporte de tropas con el nombre de USS West Point, y pintado de camuflaje, esquivó a los submarinos alemanes en el Atlántico Norte, y a los japones en Indonesia.
Cartel publicitario del SS América, en sus días de gloria en la United States Lines

Tras la guerra fue barco de lujo y en los años sesenta, revendido a una naviera griega, transporte de inmigrantes con el nombre de SS Australis. Un intento para recuperarlo como crucero de millonarios y símbolo de América resultó un fracaso y acabó anclado en el puerto del Pireo, de donde un armador tailandés lo rescató para alojar huéspedes. El barco nunca llegó a su último destino. Durante una tormenta, se soltó del remolcador y terminó varado, como una ballena, en la playa de Garcey, en la isla de Fuerteventura, donde poco a poco se lo fueron comiendo las olas hasta convertirse en un remolino.

El cuento, claro, habla de un barco, pero trata en realidad de nosotros mismos.

Los restos del American Star, embarrancados en Fuerventura. Foto de la Wikipedia


PD: Otra imagen del American Star, partido tras encallar en Garcey, también la podéis encontrar en la edición de Leer-e para la colección Libr-e. La metáfora no es nueva. No hay obra humana, por soberbia que sea, capaz de derrotar al paso del tiempo. Y lo mismo nos pasa a las personas.

lunes, 3 de febrero de 2014

Inventario de sirenas

Del cómic 'De profundis', de MIGUELANXO PRADO
 

Diario de León. Lunes 3 de febrero de 2014
 
«Hay noches de insomnio en las que abandono la lectura y bajo caminando hasta los muelles para ver arribar los barcos sireneros», confiesa el escritor berciano Fermín López Costero en su relato Barcos que arriban al amanecer. Las sirenas del cacabelense Costero, que nacieron en un libro titulado La soledad del farero y otras historias fulgurantes, conviven ahora con las de Rubén Darío, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, David Lagmanovich o Ramón Gómez de la Serna, en un inventario singular que acaba de aparecer en América. Publicada por la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de México y con selección del editor, ensayista e historiador literario Javier Perucho, la antología La música de las sirenas donde ha encontrado acomodo el relato de López Costero recoge los cuentos breves que 143 autores de los dos lados del Atlántico han dedicado a una tradición literaria que se remonta a La Odisea de Homero.
 
La querencia por las sirenas, los unicornios y otros seres mitológicos que de vez en cuando pueblan sus cuentos, le viene a Fermín López Costero del Bestiario del también mexicano Juan José Arreola «No es casualidad», reconocía ayer el autor berciano. «No sé muy bien qué es, pero algo en esas criaturas de la mitología me atrae».
 
La música de las sirenas, edición de Javier Perucho.

No es el único. Rubén Darío escribió, como él, sobre pescadores de sirenas, y así lo refleja la antología. Borges, de una ninfa de mar que vivió en Haarlem hasta el día de su muerte y que sabía hilar. Lagmanovich, a quien Perucho dedica la antología, habla de una mujer, o eso parece al principio de la narración, que se desvanece en la lluvia, entre los silbidos de los hombres que la admiran desde una oficina de Correos. Aldo Flores cuenta la peripecia de una sirena ebria que agita las aguas «con su único remo». García Márquez se detiene en el detalle y se refiere a «una criatura que tenía de mujer lo menos útil y de pez lo menos aprovechable». Y así hasta sumar 143 microficciones de autores argentinos, mexicanos, españoles, colombianos, venezolanos, peruanos.., que se expresan en castellano y que en algún momento de sus vidas se han sentido fascinados por la figura mitológica que enloquecía a los marineros.
 
Como en toda antología, no están todos los que son, pero la selección de Perucho —que se define así mismo como «sirenólogo»— es un buen repaso por la historia de un género cada día más fecundo. Y es que como escribe Antón Rodríguez Castro, «las sirenas son más bellas cuando las imaginas».