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jueves, 31 de julio de 2014

Pido perdón


 
Dibujo de un niño de Gaza de 12 años.
Del blog www.solidariosengaza.files.wordpress

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 31 de julio de 2014

Pido perdón a todos los judíos de Israel por dedicar este artículo de opinión a un niño palestino. Tengo una seria excusa: ese niño vive en la franja de Gaza y es la persona más pequeña del mundo cada vez que cercan sus casa los proyectiles del ejército israelí.

Tengo otra excusa: este niño palestino no puede comprender nada de lo que pasa a su alrededor cuando los proyectiles del ejército de Israel caen sobre un hospital o una escuela gestionada por la ONU, por mucho que el Gobierno de Benjamín Netanyahu diga después, sea cierto o no, que hay terroristas palestinos -de esos que cavan túneles para salir de incógnito de la franja y asesinar a niños judíos- escondidos entre los heridos de sus bombardeos, convertidos en escudos humanos, y entre los niños de Gaza que aprenden a leer bajo el amparo de la comunidad internacional.

Tengo una tercera excusa: este niño palestino vive en un verdadero gueto, encerrado por el mar y una frontera amurallada, y allí pasa miedo y hambre, y siente escalofríos. Tiene verdadera necesidad de afecto.

Si todas estas excusas no fueran suficientes, quiero dedicar este artículo de opinión a todos los niños palestinos cuando sean grandes, porque todos los niños, judíos y palestinos, tienen derecho a ser grandes alguna vez. (Pero no todos lo consiguen estos días).

Corrijo, pues, mi dedicatoria.

A todos los niños palestinos y judíos, de Israel y de la franja de Gaza, cuando sean grandes, para que puedan crecer sin odio y sin rencor y sobrevivan a las cicatrices de la guerra.

Y finalmente, no puedo terminar este artículo sin pedir perdón a Léon Werth, que era judío y vivió escondido en Francia para evitar que los nazis le encerraran en un gueto, por haber usado la dedicatoria que le escribió su mejor amigo, Antoine de Saint-Exupéry, en la primera página de El principito; ese libro que narra el encuentro de un niño perdido y un aviador caído en el desierto, que empieza con una boa devorando a un elefante y termina con una flor bajo un globo de vidrio, y que todo el mundo debería leer alguna vez, antes de que el tiempo y las excusas y el miedo a envejecer nos echen a perder definitivamente. 

El Principito, adaptación al cómic de JOAN SFAR
 
EL DÍA QUE EXUPÉRY DESAPARECIÓ EN EL MAR
 
La noche del 31 de julio de 1944, hace justo 70 años, Antoine de Saint-Exupéry, piloto de la Francia Libre, despegaba a bordo de un avión de reconocimiento P-38 sin armamento desde de la base aérea de Córcega para recoger información sobre los movimientos de las tropas alemanas en el valle del Ródano que sirviera para preparar la invasión aliada del sur de Francia.
 
No se le volvió a ver.
 
Hoy sabemos que, posiblemente, su avión fuera abatido al amenecer por un piloto de la Lutwaffe, cerca de Tolón. Este texto también está dedicado a él.

miércoles, 30 de julio de 2014

Cortezas


CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 24 de julio de 2014

El primer ministro de Francia, que nació en Barcelona, es socialista y defiende los recortes, ha pronunciado estos días una frase que da que pensar: «La izquierda puede morir si renuncia a gobernar, si renuncia al progreso».

Tiene miga la frase. Para que la izquierda gobierne, viene a decir Manuel Valls tiene que renunciar a sus principios. O lo que es lo mismo, no se puede gobernar con los principios de la izquierda.

De todo ello deduzco que, o bien Valls no es de izquierdas, o el socialismo se ha quedado en una corteza vacía.

Valls, que estos días ha venido de visita oficial a España, asegura que a los gobiernos que le precedieron en Francia «les faltó coraje» para recortar, como si Françoise Hollande no hubiera ganado las elecciones con un programa contrario al austericidio. Y su mensaje me recuerda peligrosamente al de nuestro presidente Zapatero, que en su momento fue una referencia para el socialismo europeo, y en mayo de 2010, presionado por la troika comunitaria, abrió la senda de los recortes en España, renunció a sus principios y empezó a cavar la fosa profunda donde se ha metido su partido.

Valls dirá que demostró coraje. Otros opinan —y yo me incluyo entre ellos— que le sucedió todo lo contrario. Tuvo un ataque de pánico. Claudicó ante los mercados. Pactó con el PP un cambio de la Constitución de espaldas a los ciudadanos. Y plegándose a las políticas neoliberales de Europa sólo empeoró las cosas.

Cuatro años después España está sumergida en la mayor crisis económica de su historia reciente, la derecha desmantela el Estado del Bienestar y rescata bancos con el dinero que quita de la Sanidad y de la Educación. Y el tijeretazo en los servicios públicos y en los derechos sociales no ha servido para reducir la deuda, ni para crear empleo. Al contrario, nos ha empobrecido tanto que terminaremos la legislatura con más parados que al principio y el déficit de nuestras cuentas ya ronda el cien por cien del Producto Interior Bruto.

Y parece que nadie le haya explicado a Manuel Valls por qué al día de hoy, los socialistas españoles tratan de resucitar un partido moribundo.

lunes, 28 de julio de 2014

El sastre del Titanic (3)

Michel ha embarcado a sus hijos en el Titanic huyendo de su esposa. Es un barco de prodigios. Salones, cafés y una cúpula de cristal reflejan los lujos del siglo XX. Y devuelven la sombra de la pobreza...

"Michel se fijó en la riqueza de sus ropas, en la calidad de
 sus maletas... ILUSTRACIÓN DE PABLO J. CASAL


Un relato de Carlos Fidalgo
Ilustrado por Pablo J. Casal

Capítulo tercero

Ni el sastre ni sus hijos podían caminar por las cubiertas de primera clase, ni entrar en las estancias de primera clase, ni coger los ascensores, de primera clase, ni usar el baño turco, ni la piscina interior, tampoco la cancha de squash, ni el gimnasio, no podían leer en la biblioteca del barco, ni pisar el salón adornado con ornamentos inspirados en el Palacio de Versalles.

Tampoco pasaban al comedor de primera clase, decorado con muebles de caoba y paneles blancos, ni entraban en la sala de fumadores de primera clase, panelada con madera tallada al estilo georgiano y decorada con vidrieras que reproducían las imágenes de los puertos más famosos del mundo y la flota de barcos de la White Star Line, ni usaban la gran escalera principal, de roble pulido y remates de acero, coronada con una cúpula de cristal que tamizaba la luz natural, ni se detenían en el café de estribor, convertido en lugar de juegos de los niños de primera clase, ni en el de babor, que se parecían a las casas de campo inglesas, con paredes cubiertas de hiedra y espejos y cuatro grandes ventanales de hierro que servían para que los clientes de primera clase observaran el océano.

Los hijos del sastre si podían, sin embargo, pasear por la cubierta de los botes, reservada para los pasajeros de segunda clase, cenar en el comedor de segunda clase, decorado con paneles de madera natural y donde servían la comida de las mismas cocinas que atendían el comedor de primera clase, o correr por la galería, donde acabada la cena se reunían los pasajeros no tan adinerados, que no podían costearse todos los lujos del Titanic, pero que tenían suficientes recursos como para evitar la tercera clase, donde las estancias eran más austeras.

 
Así salió el tercer capítulo en Diario de León.


***


El Titanic hizo su primera escala en Cherburgo, donde recogió a pasajeros importantes como el magnate americano Benjamín Guggenheim y a su amante, la cantante francesa Ninnette Aubert, que embarcaron con todo un séquito de criados; o el empresario John Jacob Astor IV y su segunda mujer, Madeleine, que sólo tenía 18 años y con la que se había casado después de abandonar a su primera esposa y a sus hijos en medio de un escándalo mayúsculo.
Michel se fijó en la calidad de sus ropas, en la riqueza de sus maletas y en la confianza que transmitían en cada uno de sus gestos. Se imaginó cómo serían las suites de primera clase. Y deseó vivir en América para convertirse en uno de ellos.

***
En Queenstown, Irlanda, subieron el correo y embarcaron algunos pasajeros de tercera clase. Inmigrantes que habían reunido con muchos esfuerzos las tres libras que costaba su billete y que se alojarían en camarotes con literas, en los niveles más bajos del barco.
Michel los miró, vestidos con ropas más sobrias, con miradas más turbias, y gestos más bruscos, y maletas de cartón; y por primera vez se preguntó si aquella huida que había emprendido con sus hijos no le acercaría más a la miseria.


Continuará...




miércoles, 23 de julio de 2014

El sastre del Titanic (2)

A Lolo y Momon los han subido al Carpathia después del naufragio del Titanic. La lista de embarque dice que son hijos de un judío que buscaba una vida mejor. Pero los malos presagios también navegan... 
 
"Pero los malos presagios también navegan...". ILUSTRACIÓN DE PABLO J. CASAL


Un relato de Carlos Fidalgo
Ilustrado por Pablo J. Casal

 
Capítulo Segundo
 
 
Michel Nvratil se había embarcado con sus hijos en el Titanic usando un nombre falso. Había reservado una cabina de segunda clase, dispuesto a empezar una nueva vida en América, y les había hecho creer a los empleados de la White Star Line que era viudo.
Y no lo era. En realidad, sólo se había separado de su mujer. Y había escapado con los niños durante el fin de semana de Pascua. Desde Niza, donde se ganaba la vida en una sastrería, Nvratil había atravesado toda Francia gracias a la ayuda de un amigo judío. Después se había alojado con los pequeños en un hotel de Londres y había pasado toda la noche pensativo.
Miraba obsesivamente al bolsillo de su abrigo. Observaba a los niños. Y dudaba.
Por la mañana, y mientras sus hijos jugaban con las cortinas del cuarto y la luz de la calle lo iluminaba todo, llegó a la conclusión de que no podrían huir eternamente. Se levantó de la cama, y atormentado por los recuerdos, decidió que pondría un océano entre él y su esposa.
 
***
Michel Nvratil era un hombre elegante. Vestía siempre de una forma impecable y lucía un enorme y cuidado bigote engominado, un tanto pasado de moda.
En Niza había conocido a su esposa, una joven italiana de mirada soñadora y cabellos oscuros que siempre le besaba con la boca cerrada, como si le diera vergüenza.
¿Cuándo me besarás de verdad, Marcelle?”, le preguntaba Michel, durante sus paseos de novios por la ciudad.
Cuando seas mi marido”, le respondía ella. Y sus mejillas enrojecían de rubor mientras Michel se moría de impaciencia.
 
***
Michel no dejó que Lolo y Momom se mezclaran más de lo imprescindible con el pasaje cuando subieron al Titanic en el puerto de Southampton. Y siempre se mostraba distante si alguna mujer más curiosa de lo normal los veía paseando a los tres por la cubierta de los botes y le preguntaba por la madre de aquellos niños tan guapos.
Cuando eso ocurría, hacía un esfuerzo para no recordar los labios finos de Marcelle. Y maldecía.
 
Continuará...
 
 


viernes, 18 de julio de 2014

El sastre del Titanic (1)

Dos niños en un bote. Cadáveres en el mar. El barco más lujoso del mundo, que se ha ido a pique. Y gritos de náufragos que se ahogan o mueren de frío en el agua. Así comienza esta historia real...


"...los subieron al Carpathia en una bolsa de lona."
ILUSTRACIÓN DE PABLO J. CASAL

Un relato de Carlos Fidalgo
Ilustrado por Pablo J. Casal

Capítulo Primero
 
A Lolo y a Momom los subieron al Carpathia en una bolsa de lona. Un enjambre de cuerpos flotaba sobre el mar, a nueve millas de la costa de Terranova. Y las lanchas salvavidas delTitanic parecían espigas rotas, desperdigadas en la zona del naufragio.
 
Amanecía.
 
Los dos niños no eran conscientes de lo que había sucedido. A su alrededor, botes a medio ocupar o con cadáveres de pasajeros fallecidos de hipotermia se acercaban lentamente al Carpathia. Grandes bloques de hielo velaban a los muertos en la lejanía. Y la corriente arrastraba algunos cuerpos congelados de tripulantes y viajeros que no habían encontrado un hueco en las lanchas y se habían arrojado al agua.

Ajenos a todo, los dos hermanos comían bizcochos envueltos en mantas de lana y se reían a carcajadas cada vez que el perrito blanco que la hija de un banquero norteamericano había colado a bordo les lamía la cara.

Luego jugaréis con él”, les dijo la pasajera de primera clase Margaret Hays, acomodándoles en la lona. Y los pequeños disfrutaron tanto mientras los marineros del Carpathia izaban la bolsa con una polea y unos cabos que no echaron de menos al perro.

***

En la cubierta, y cogidos de la mano, a Lolo y a Momom les preguntaron por sus nombres, qué había sido de sus padres, y si les esperaba alguien en Nueva York. Pero los niños, que apenas tenían dos y cuatro años de edad y sólo hablaban malamente el francés, no entendieron lo que les decían aquellos hombres y se quedaron callados, abrigados en sus mantas de lana, mientras echaban en falta a su padre.

***

Yo me haré cargo de ellos”, se ofreció Margaret Hays, que había subido al Carpathia por una escala junto al resto de pasajeros del bote y todavía estaba conmocionada por los gritos que se habían escuchado en el mar durante los minutos posteriores al hundimiento. “Se lo prometí a su padre”, añadió. Y el oficial que había hecho un último esfuerzo por entenderse con los niños asintió con la cabeza.

Son suyos, señora”.

Al día siguiente, Hays y los dos pequeños desembarcaban en Nueva York y los empleados de la White Star Line, la naviera delTitanic, rastreaban en el listado de pasajeros, descubrían que los niños eran hijos de Michel Hoffman, y comenzaban a buscar a su familia entre la comunidad judía de Francia.

Continúa...



jueves, 17 de julio de 2014

Pedro Sánchez estuvo aquí

Propaganda electoral del PSOE en 1982.
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 17 de julio de 2014
 
Pedro Sánchez estuvo en Ponferrada. Vino el 24 de abril y nadie se podía imaginar que tres meses después sería secretario general del Partido Socialista Obrero Español.
 
En este tiempo han pasado muchas cosas. El bipartidismo ha recibido un severo toque de atención en las elecciones europeas y los socialistas, especialmente, le han visto las orejas al lobo de la irrelevancia política. La irrupción de Podemos, heredero de la indignación del 15-M, ha dejado en evidencia a la vieja guardia y ha removido los cimientos del partido que fundó el primer Pablo Iglesias hace ciento treinta y cinco años en una taberna de Madrid.
 
Pedro Sánchez Pérez-Castejón, ese es su nombre completo, vino Ponferrada cuando sólo era una voz nueva, una promesa que buscaba apoyos para sopesar sus posibilidades en unas primarias. Y clamó contra el partido del fraude y de la corrupción (el PP de Bárcenas y de las promesas incumplidas de Rajoy). Y contra las políticas que han empobrecido a los españoles (el austericidio).
 
Pero al PSOE, que se ha alternado en el Gobierno con el PP desde 1982, que prometía cien años de honradez y engendró a Filesa y los Eres de Andalucía, que pactó con «el partido del fraude y de la corrupción» para cambiar la Constitución sin consultar a los ciudadanos, que ha vuelto a enterrar su ideario republicano para no trastocar el orden establecido y no molestar demasiado, se le puede reprochar exactamente lo mismo que criticaba Sánchez Pérez-Castejón. Así lo entienden todos aquellos que están convirtiendo a la nueva formación del segundo Pablo Iglesias en una alternativa real al moderno turno de partidos que instauró la Transición.
 
Pedro Sánchez estuvo aquí. Defendió el carbón limpio y las investigaciones de la Ciuden. «El Bierzo es una cantera de oportunidades», dijo, «pero falta un Gobierno que crea en él».
 
Y lo mismo le ocurre a su partido. El PSOE —nos dicen una y otra vez con distintas voces— es una cantera de políticos dispuestos a cambiar las cosas y defender a los desfavorecidos. Pero empiezan a faltarle los votantes que se lo crean.
 
Imagen que transmite el PSOE del siglo XXI.
 

viernes, 11 de julio de 2014

El sastre del Titanic en Diario de León


El Titanic, iniciando su primera y última travesía en abril de 1912


Esta es una antihistoria de amor. O lo que es lo mismo, es una historia de celos. Y sucedió de verdad. El protagonista es Michel Nvratil, un sastre de Niza enamorado de Marcelle, la mujer que le ha dado dos hijos. Todo empieza con una nube y todo termina con el fantasma que algunos hombres llevan dentro...
 
El decorado es un barco famoso, un prodigio de la ingeniería y del buen gusto, el sueño de la Belle Epoque, que naufraga en su viaje inaugural. Y el desenlace, no cuento nada más, está en los bolsillos húmedos del Michel.
 
En formato digital en la editorial Leer-e.
Dentro de la colección Libr-e que dirigen
Marta Rivera de la Cruz y Martín Casariego
 
 
El sastre del Titanic es el relato que abre el libro Tierra adentro y otros cuentos de naufragios. A partir del domingo 13 de julio y hasta el domingo 31 de agosto, aparecerá dividido en ocho capítulos en el suplemento de verano de Diario de León, León al Sol, igual que hace ahora un año publicaba en forma de micronovela -o microfolletín, que suena más humilde- el relato El diablo del mar, sobre otro gran buque, el Great Eastern, de historia trágica eclipsada por el naufragio de todos los naufragios.
 
En esta travesía de ocho domingos cuento con las ilustraciones de un amigo, PABLO J. CASAL.  Son dibujos inquietantes. Echadles un vistazo. Y cuando creáis que ya los habéis contemplado lo suficiente, miradlos por favor una vez más...  El trazo de Pablo esconde algunos enigmas...
 
Que lo disfrutéis...

Favelazo


'El triunfo de la Muerte', de Pieter Brueghel El viejo. Esto sí es una hecatombe

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves, 10 de julio de 2014


Hecatombe histórica. Tragedia nacional. Vejación. Fractura emocional. Un país en estado de shock. Derrotado. Hundido. Humillado. Burlado. Ultrajado. El periódico venía ayer lleno de adjetivos traumáticos. Y no se referían al bombardeo de Gaza por el ejército Israel. Ni al de Tel Aviv por cohetes de Hamás. Tampoco a la guerra olvidada de Siria. Ni a la guerra infinita en la que está envuelta Irak desde la invasión norteamericana. Ni siquiera a la desorientación de Afganistán, un avispero de integrismo agitado por los soldados de la OTAN desde los atentados de las Torres Gemelas.

Tampoco aludían, ese pelotón de epítetos catastróficos que ayer llenaban los titulares de los periódicos, a la revuelta prorrusa en el Este de Ucrania, que nos ha devuelto a la Guerra Fría, ni a la anexión de Crimea por los herederos de la Unión Soviética. Ni a la dictadura de Obiang en Guinea. Ni a la de Kim Jong-Il en Corea del Norte. Ni siquiera a las milicias que imponen la ley de las armas y el terror en Somalia, ese estado fallido, abandonado a su suerte por la comunidad internacional.

No hablaban los titulares del día del eterno enfrentamiento entre la guerrilla colombiana y el ejército. Ni aludían a la guerra contra los cárteles de la droga emprendida por grupos de ciudadanos en el estado mexicano de Michoacán porque la Policía no garantiza su seguridad. Y tampoco mencionaban la represión de las manifestaciones en Venezuela, que está al borde del desabastecimiento.

No. Esos adjetivos eran para Brasil.

Brasil, economía emergente, paraíso natural, pulmón verde del mundo.

Brasil, nación de la samba y de la bossa nova. Del carnaval y de la garota de Ipanema.

Brasil que vive sumido en las protestas sociales.

Brasil que sufre disturbios.

Brasil, el país de las favelas, que se queja porque el Gobierno se ha gastado en infraestructuras deportivas el dinero que no tiene para mejorar la sanidad y la educación.

Brasil, que se lleva todos los titulares, todos los adjetivos, todo el asombro y toda la pena del mundo. Porque ha perdido un partido de fútbol.


'Maracanazo'. El día en que Uruguay ganó la final del Mundial de 1950 a Brasil
por 1-2, antecedente del 'Mineirazo' en la semifinales del Mundial de 2014;
Brasil 'humillado' 'vejado' y 'hundido' por Alemania por 1-7. Y ya...

miércoles, 9 de julio de 2014

Un cadáver en el armario

 
Un cadáver en el armario

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 3 de julio de 2014

Las abejas están desapareciendo del mundo. Y nadie sabe por qué. De un día para otro, las colmenas amanecen vacías. Los enjambres no vuelven. Y se reduce la producción de miel.
 
Los investigadores no han sido capaces de resolver el misterio. Hay quien culpa a los pesticidas, que desorientan a los enjambres. Y otros señalan a los monocultivos o al calentamiento global.
 
De la polinización de las abejas depende buena parte de la producción mundial de alimentos. No es sólo la miel. Y como el fenómeno afecta sobre todo a los países con una agricultura avanzada cobra fuerza la explicación de que todo se debe al uso de productos fitosanitarios en las cosechas, que no matan directamente a las abejas, pero debilitan su sistema inmunitario. Las neurotoxinas las confunden. Las hacen vulnerables. Y les borran la memoria.

Pienso en las abejas. En los enjambres perdidos. Y veo que no somos tan diferentes. Vivimos en grandes colmenas, después de todo. Cobramos un salario. Nos han dicho que somos libres. Tenemos horarios. Facturas que pagar. Responsabilidades. Nos han dicho que podemos opinar. Que cabemos todos. Que somos un enjambre unido, pero diverso, sin privilegios.

Pero la abeja reina tiene miedo de que la colmena se convierta en hormiguero. Y como no encuentran argumentos para responder a los que disienten, rebuscan los abejorros más fieles en los cajones. Sacan dosieres. Desvían la atención con filtraciones sesgadas. Confunden. Desorientan. Y nos borran la memoria.

No se dejen manipular. Aquellos que huelen a podrido piensan que todo el mundo tiene un cadáver en el armario. Y si no lo encuentran, desentierran uno para esconderlo en el vestuario ajeno. Eso es lo que han hecho estos días con Pablo Iglesias y en general con todos los que se han quejado hasta ahora, desde Ada Colau a los vecinos del Gamonal, cuando el olor más fuerte viene de nuestro propio presidente, reunido con un dictador africano que reprime a la oposición y acapara una fortuna con el petróleo mientras su país se empobrece. Y nadie ha montado ningún escándalo.

jueves, 3 de julio de 2014

El cocinero negro de George Washington


Hércules, retratado por el pintor Gilbert Stuart
Hércules

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 26 de junio de 2014

Se llamaba Hércules. Era cocinero. Era negro. Y tiene dos retratos en Madrid.
 
Hércules nació esclavo en la plantación de Mount Vernon, a las orillas del río Potomac. Allí se cultivaba tabaco y allí residió George Washington, que todavía aparece, con rostro severo y pelo canoso, en los billetes de un dólar.
 
Hércules cocinaba para él y lo hacía tan bien que Washington se lo llevó a Filadelfia. Por entonces, el presidente comía tortitas con sirope, tartas de maíz con miel, pescado a la sal enterrado bajo torreznos de cerdo y salsa de huevo con mantequilla. Están leyendo bien.
 
Mientras su dueño redactaba la Constitución, Hércules se convirtió en un esclavo con privilegios; aparecer retratado en un cuadro del pintor Gilbert Stuart, el mismo que dibujó la cara del presidente en los billetes de dólar; pasear por las calles vistiendo ropas de lino blanco; y vender las sobras de la cocina para ganarse doscientos dólares al año, que venía a ser el sueldo de un cocinero blanco. Pero aquello no era suficiente.
 
Hércules decidió escaparse. Y le pillaron. Le llevaron de regreso a Mount Vernon y en lugar de la cocina, le pusieron a fabricar ladrillos de arcilla.
 
Hasta que llegó el día del sexagésimo quinto cumpleaños de George Washington y en la hacienda comprendieron que faltaba una buena mano en la cocina. Sólo entonces se dieron cuenta de que Hércules había vuelto a fugarse.
 
Y esta vez no le pillaron.
 
En 1801, lo vieron en el puerto de Nueva York, embarcándose para Europa. Pero nada más se supo de él, excepto que su retrato está colgado en el Museo Thyssen de Madrid y los estudiosos de Stuart piensan que alguna pista de su paradero debe haber en el periplo del cuadro.
 
Y ahora pregúntense, si es que no se han fijado, quién es el hombre vestido de lino blanco que agita los brazos a punto de morir fusilado en la montaña del Príncipe Pío y qué demonios hacía un hombre negro en Madrid, convertido en icono del 2 de mayo. Si no encuentran la respuesta pueden buscarla en el Museo del Prado. O leer el libro ¡Quemad Madrid!, de Raquel Peláez, que sabe cómo cocinar una buena historia a partir de un lienzo famoso y de un billete de dólar.
 
'El levantamiento del 2 de mayo', de Goya.
  
Arde Madrid (y la mecha es del Bierzo)
Diario de León. Jueves 26 de junio de 2014
 
Es periodista y devota de San Antonio de Padua, pero no quiere que el tengan en cuenta ninguna de las dos cosas. Ahora escribe en Vanity Fair, pero cuando trenzaba sus primeras entradillas en Diario de León tuvo tiempo de comprender que el infierno transcurre en una redacción local un domingo por la tarde.
 
Es Raquel Peláez. Es de Ponferrada. Y como nunca le ha faltado desparpajo, ha volcado todo su sentido del humor en un libro-guía sobre Madrid donde mezcla su peripecia vital de chica de provincias que recala en la capital, con su visión desinhibida de una ciduad que guarda tantos rincones y curiosidades como para escribir una enciclpedia. El libro tiene un título revelador -¡Quemad Madrid! O llevadme a la López Ibor- lo acaba de publicar Libros del KO, y además de los textos de Peláez, algunos de los cuales nacieron en su blog 'Milondón y Madroño', cuenta con ilustraciones de Alfonso Zapico a tono con el tono de la obra, y un prólogo del escritor Santiago Lorenzo.
 
 
Raquel Peláez, rodeada de fuego.
 
 
Escrito con mucho ritmo, ¡Quemad Madrid! recoge la historia del Pirulí y de las torres Sacyr -y no falta una lejana comparación con el skyline de Ponferrada-, los inicios de Loewe en un taller de marroquinería, el eco de la Guerra Civil en el desaparecido Hotel Florida, donde se alojaban Hemigway y Dos Passos, el sexo platónico del barrio de Malasaña, algunos retratos corrosivos de madrileños ilustres como Javier Marías, David Summers o Christina Rosenvigne, y un montón de "cosas que son muy madrileñas aunque los madrileños no lo sepan". Y si no, que se lo pregunten al cocinero negro de George Washington.