Buscar este blog

martes, 31 de mayo de 2011

150 euros

Del blog elreliblog.blogspot.com

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 31 de mayo de 2011

¿Qué le importa a Cimpor, que es una empresa portuguesa, el aire limpio del Bierzo? ¿Qué le importan a Enel, de capital italiano, los compromisos que había adquirido Endesa para investigar la combustión limpia del carbón o para instalar en la térmica de Compostilla grupos de ciclo combinado? ¿Qué le importa a nadie que no viva aquí, lo que nos pase?

Los directivos de Cimpor, estoy seguro, no tienen una incineradora de neumáticos junto a sus casas. No viven en Toral de los Vados. Y los máximos responsables de Endesa, que estos días han renunciado a concurrir a una jugosa convocatoria de subvenciones de la Comisión Europea, residen en Italia y lo que suceda con el carbón que los mineros extraen en lugares como Igüeña o Caboalles de Abajo se la trae el pairo si no ven en ello un beneficio económico inmediato.

Stephane Hessel, durante una presentación de "Indignaos".
(Foto tomada de digiperiodismo.worldpress. coma

Pero este es el mundo en el que vivimos. Algunos quieren cambiarlo y llevan dos semanas acampados en la Puerta del Sol, en la Plaza de Catalunya, frente al palacio de Botines en León, o alrededor de una farola en la plaza del Ayuntamiento de Ponferrada. Son los indignados. Ya tienen un nombre y un libro de cabecera de poco más de sesenta páginas, no hacen falta más, escrito por un anciano nonagenario que fue miembro de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Están al paro. Están buscando trabajo. Son jóvenes en su mayoría y tienen tiempo de pasar el día y la noche en las plazas públicas y de paso, demostrar que la libertad de los ciudadanos para quejarse está por encima del libre mercado. De los pactos políticos. De los mensajes falseados. De los especuladores. De los empresarios que viven en Italia y no cumplen su palabra, que viven en Portugal o en Brasil, y tienen una frontera por delante o les separa un océano de los problemas que generan.

Desalojo de un peligroso indignado en sillas de ruedas, acampado en la plaza de Catalunya,
viernes 27 de mayo de 2011. (Foto Taringa.net)

Escribo estas líneas con 150 euros en el bolsillo. Los he sacado del cajero automático. Yo no duermo al raso. Tengo un trabajo. Unos horarios. Pero puedo ir al banco, el mismo que hace unos años me concedió un crédito hipotecario y hoy se lo pensaría dos veces antes de volver a dármelo, y sacar los 150 euros de la cuenta que han recomendado los acampados del 15 de mayo para trasladar un mensaje claro a los que nos gobiernan, que son los que manejan el dinero, no se engañen. Y el mensaje dice que no somos ovejas. No estamos balando.

Portada de la edición española del libro de Hessel.
Un llamamiento a la revolución pacífica
 

martes, 24 de mayo de 2011

No les he votado


Alejandro cambia la placa de la plaza del Ayuntamiento de Alicante.
Viernes 20 de mayo de 2011
(Foto de JACOBO MÉNDEZ publicada en El País.
Seguro que no les importa que aparezca aquí)


CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 24 de mayo de 2011.


Alejandro se subió al zócalo y le cambió el nombre a la plaza. Tapó la placa donde ponía plaça de l'Ajuntament con un cartel donde se podía leer plaça del Quinze de Maig en valenciano. Sucedió en Alicante, hace unos días, y la fotografía de Alejandro escalando la pared con la placa nueva ya se ha convertido en el icono de una revolución pacífica contra las formas tradicionales de hacer política, la de mayo del 2011; ciudadanos contra el gobierno de los mercados.


Viñeta de El Roto publicada en El País

Decía El Roto, que más que un dibujante de viñetas es un filósofo, que los partidos políticos han envejecido de golpe en la última semana. Y hoy me he despertado con la sensación de que en Ponferrada, donde también ha habido una tibia acampada, le han cambiado el nombre a la plaza, sí, pero han sido otros los que se han subido al zócalo y han puesto la placa que había hace diez años.

Yo he ido a votar. Pero no les he votado. Estoy cansado de escuchar siempre los mismos discursos retóricos. No dicen nada. Estoy cansado de sus prioridades. Del clientelismo y el intercambio de favores. Estoy harto de los estómagos agradecidos. Estoy indignado.

Tengo un trabajo, una hipoteca y un coche. Pero sólo porque no tengo 20 años. Si de verdad tuviera diez años menos, como parece que desde ayer tiene la ciudad en donde vivo, seguramente no tendría trabajo, lo estaría buscando, no tendría hipoteca, porque sería inalcanzable para mis ingresos, y si fuera dueño de un coche, lo habría comprado de segunda mano y lo tendría aparcado en alguna calle, porque me resultaría demasiado caro llenar el depósito. O alquilar una plaza de garaje.


Asamblea de acampados y simpatizantes del Movimiento del 15 de mayo.
Plaza del Ayuntamiento de Ponferrada, también rebautizada como 15 de mayo por los jòvenes.
Domingo 22 de mayo de 2011. (Foto de la web http://www.ecobierzo.org/)

No me siento representado. Tenemos una ley electoral que castiga a las minorías. Una ley nacida de la Transición -ese momento de nuestra historia tan idealizado y que tantos cabos dejó colgando- para evitar que la efervescencia política hiciera ingobernables las instituciones.

Y ese momento ha pasado. Ya es hora de derogar la Ley d'Hondt, de promover las listas abiertas, de apartar a los imputados por corrupción de las candidaturas, de limitar los mandatos. No puede ser que haya cargos enquistados en las instituciones durante treinta años. Y me niego a ser sólo un consumidor. Me niego a que nos gobiernen los mercados. Quiero volver a ser ciudadano. Y por eso, no les he votado.


jueves, 19 de mayo de 2011

El hayedo

Hayedo de Bonicaparra (La Rioja), alfombrado de rojo.
Fotografía de LUIS LÓPEZ, publicada bajo licencia
Creative Commons.
AMANECE en penumbra. Nubarrones negros están cubriendo las montañas desde muy temprano. No dejan ver el bosque de hayas desde la ventana abierta de los aposentos de la reina, que de madrugada, se ha despertado otra vez envuelta en sudores y ha gritado asustada, reclamando la presencia de los criados.
     Un mal sueño, sin duda.
     Amanece un día oscuro. La reina se levanta cansada. Intranquila. Ha dejado que los criados abrieran de par en par las contraventanas de madera para que el aire de la mañana ventile los malos sueños del cuarto. El aire frío y el cielo nublado van entrando despacio en la estancia.
     La guerra será larga.
     La reina se lava. El agua relampaguea a la luz del fuego que arde en la chimenea. Los criados retiran la jofaina. Hoy tampoco ha llegado ningún mensajero, señora.
     La reina calla. El día avanza. La guerra no se acabará esta mañana ya hace casi un año desde que el rey partió con sus soldados a la batalla.
     "La guerra será larga", le dijo al despedirse.
     Apenas le rozaron las mejillas dos de sus dedos para secarle una lágrima incipiente, se ajustó el yelmo, miró a las montañas, picó espuelas y se perdió al frente de su ejército entre las hayas.


LA niebla se levanta. Viene del bosque. Sale de entre las flores y trepa por el tronco de los árboles hasta enredarse en las ramas. La mañana da paso a la tarde. Y la reina no habla con nadie. Apenas come. El bosque la llama.
     Lo sabe. Lo sueña todas las noches.
     Sueña que pasea por el bosque de hayas, que la envuelve la niebla y se pierde, que vaga durante horas y cuando ya está cansada y hambrienta, encuentra un rastro de pisadas. Estoy salvada, piensa, y sigue la senda abierta entre el follaje por las huellas.
     Lo sabe, claro que lo sabe. También esta noche lo ha soñado.
     Ha soñado que hay un secreto en el bosque. Ha soñado que hay un hilo de sangre en la senda. Con el alma en un puño lo sigue, paso a paso, y cuanto más se acerca, más tira de la madeja.
     Un cuerpo, recostado sobre un árbol.
     Dos cuerpos, abrazados.
     Tres cuerpos, ensangrentados.
     Corazas, hierros clavados, caballos sueltos, desorientados, pendones rasgados, una multitud de ojos abiertos, mirando más allá de la niebla. Y dos ojos que la miran sólo a ella.
     Todos sonríen a la muerte, que les estaba esperando, agazapada en lo más profundo del bosque.


LO presiente.
     Los nubarrones negros descargan una cortina de agua sobre las montañas. Una cortina que avanza.
     El bosque la llama.
     Pide que le ensillen un caballo. No quiere que la acompañe ningún criado mientras cruza la pradera al galope y se interna en la espesura, donde ya no le alcanzará nunca la lluvia.

***

Ejércitos medievales. No he logrado identificar el grabado.
CUANDO el rey regresó de la guerra, un año después, nadie supo decirle qué había sido de la reina. Llegó con las huestes diezmadas, con las llagas de una herida abierta en un costado, suspirando por las manos suaves de la reina, que otras veces, a la vuelta de alguna cacería, ya le había vendado cortes y arañazos.
     "La guerra ha terminado", dijo. "¿Dónde está la reina que no la encuentro a mi lado?". Y nadie, absolutamente nadie, tuvo el valor de contestarle.


DURANTE semanas, organizó batidas por el bosque sin ningún resultado. Peinó la floresta con sus soldados, sus sirvientes, que ya habían buscado sin suerte a la reina, con los centenares de campesionos, fieles vasallos, que fueron llamados desde las cuatro esquinas del reino.
     Pero después de unas semanas, no hallaron ningún rastro y los campesinos dejaron el bosque para recoger la cosecha, los soldados fueron trasladados de urgencia a la frontera para defenderla de las correrías de otros reyes interesados en continuar la guerra. Y los sirvientes.., los sirvientes fueron castigados durante un año a no traspasar los muros de palacio por haber dejado a la reina cabalgar sola para perderse en el hayedo.
     El rey no tenía descanso, pero la herida de su costado había cicatrizado sola.


ENTONCES decidió talar el bosque. La ausencia de la reina se le hacía insoportable y decidió cortar el hayedo, árbol a árbol, hasta encontrarla.
     Pero los soldados estaban en la frontera, guerreando. Los campesinos seguían ocupados en el campo, trabajando para alimentar a los soldados. Y a los criados no podía levantarles el castigo de no abandonar palacio sin perder su autoridad real. Así que decidió talar el bosque sin más ayuda que sus manos.
     Empezó un día de verano. Se levantó temprano, mucho antes del amanecer, mucho antes de que se levantaran los criados, y ni siquiera se paró a desayunar. Buscó un hacha afilada en la armería y ensilló un caballo.
     Amanecía, cuando terminó de talar el primer árbol.
     Había miles de hayas en aquel bosque, pero el joven rey estaba dispuesto a no desfallecer. El primer día taló diecisiete árboles, y hubiera talado treinta y cuatro si, debido al esfuerzo, la herida del costado no se hubiera puesto a sangrar de nuevo.

Niebla en el hayedo de Goizueta, Navarra.
(Foto de URANZU, seleccionada para Google Earth)
EL segundo día sólo taló doce hayas porque se encontraba muy cansado. Decidió talarlas en el centro del bosque. A media tarde, había perdido tanta sangre que el hacha le temblaba en las manos y pensó en regresar a palacio para descansar. Desanimado, se internó en el follaje dejando un hilo de sangre a su paso.


SOLO cuando cayó la noche y la penumbra ocupó todas las estancias de palacio, se atrevieron los criados a desobedecer las órdenes de su soberano para salir a buscarle. Al amanecer, y después de rastrear a ciegas durante toda la noche, encontraron el claro abierto en el centro del bosque y el hacha solitaria del rey, apoyada sobre un árbol talado. No vieron nada más que pudiera indicarles el camino que había tomado su soberano y corrieron a dar la alarma.
     La noticia sumió el reino en un mar de rumores y malos augurios. Los soldados volvieron de la guerra, los campesinos no recogieron aquel año las cosechas para buscar al monarca en el hayedo. Los criados descuidaron sus obligaciones en palacio para dar con su rastro.
     Durante semanas, se organizaron batidas por el bosque, día y noche, sin ningún resultado. Y cuando abandonaron la búsqueda, resignados, el pueblo se reunió en consejo multitudinario y eligió un regente para que les gobernara. Todavía albergaban la esperanza de que el rey volviera un buen día. Saliera caminando de entre la espesura de las hayas.


AQUEL reino perdió la guerra y tuvo que ceder a los reyes belicosos las tierras de la frontera. Los criados se encerraron durante un año en palacio, en señal de duelo. Los campesinos regresaron tarde a sus tierras para recoger las cosechas y todos pasaron hambre cuando llegó el invierno. Y con el tiempo, los rumores que fueron creciendo entre el pueblo sobre la suerte que corrió su rey se convirtieron en esta leyenda.
     Todavía hoy se cuenta que antes de que le encontrara la muerte, al rey le encontró la reina.


Publicado en El país de las nieblas (Instituto de Estudios Bercianos, 2005).

Desconozco el autor de la fotografía, el lugar donde
está talando, y sobre todo, por qué se empeña el
leñador en cortar el tronco que le sostiene.

EL REY LEÑADOR

Este es un relato que escribí hace siete u ocho años. Podría figurar en un libro infantil o en una publicación destinada a lectores adolescentes, de hecho, me propusieron leerlo en un colegio, pero entonces no tuve valor para enfrentarme al examen de una clase. Tiene las costuras de un cuento clásico y un poso sentimental que suele, o solía, envenenar lo que escribo en cuanto me descuido. Lo dejo aquí, porque me sigue gustando y porque sigo talando...

miércoles, 18 de mayo de 2011

Ecos

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 17 de mayo de 2011


Valentín Carrera decía el sábado que dentro de unos años, si permitimos que incineren neumáticos en Toral de los Vados, la uva mencía nos sabrá a rueda quemada y las cerezas tendrán un regusto a dioxinas cancerígenas.

Juan Carlos Mestre no estaba entre la marea de gente anónima que se echó a la calle en Ponferrada para protestar contra los planes de Cosmos en Toral de los Vados, de Biergrim, que quiere abrir un vertedero de residuos en Matachana, y de Aqualdre Zinc, que pretende reciclar residuos de acería en Cubillos del Sil. No estaba en cuerpo -no tuvo tiempo de regresar de un viaje con el Instituto Cervantes por Marruecos- y por eso prestó su voz a otro para reclamar que los malos humos de la incineración no nos ahoguen los sueños. Mestre animó a defender el Bierzo igual que a un inocente condenado a muerte. Y ahí demostró que después del siglo XX, la poesía todavía puede ser un arma cargada de futuro.

No estuvo Amancio Prada. Pero el cantautor de Dehesas fue duro y directo cuando calificó la incineración de atentado terrorista.

Y tampoco se mordió la lengua, porque le hubiera salido una bilis rabiosa, el locutor Luis del Olmo, que pasó ante su propio busto tirando de la pancarta de la manifestación y advirtió de que el Bierzo es un jardín intocable y a ningún canalla, son sus palabras y las hago mías, se le puede ocurrir quemar aquí productos que contaminen el aire.

El pintor José Sánchez Carralero tampoco faltó a la cita. Ocupó un lugar visible en la manifestación. Y agradeció que no hubiera contaminación política y los bercianos se echaran a la calle todos a una, como en Fuenteovejuna.

La manifestación, a los pies del castillo. Foto de http://www.bierzoairelimpio.org/
Pero toda la riada de ocho mil personas que protestaron el sábado en Ponferrada no servirá para evitar que Cosmos se ponga a quemar neumáticos si no hay un cambio en la legislación que permite a las empresas deshacerse de los residuos en lugares como Toral de los Vados. Y como yo tampoco quiero beber mencía con sabor a ruedas, ni quiero que cambie el regusto de las cerezas, ni consiento que me ahumen los sueños; y porque puedo hacerme eco en esta columna de todas las voces que recuerdan que el Bierzo es inocente, aquí lo escribo y aquí lo dejo. Y cito a Alfonso Rojo; yo tampoco quiero ser cómplice de algo tan estremecedor.
La manifestación, ante el templete de oradores en la calle Gil y Carrasco
Foto de Enrique L. Manzano. De la web http://www.ecobierzo.org/

miércoles, 11 de mayo de 2011

Puntalas


El poeta Miguel Hernández, dibujado en la cárcel
de Alicante por Antonio Buero Vallejo

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 10 de mayo de 2011


Su hijo tiene glucogenosis. La glucogenosis es una rara enfermedad genética que infla el hígado de glucónego y dependiendo del tipo, puede resultar más benigna o puede obligar a un trasplante.

Luis Evaristo García, que fue minero en Colinas del Campo y ahora trabaja como pintor en Cuatrovientos, ha pasado muchas noches de vigilia junto a su mujer Leonor Fernández, los dos pendientes de su hijo mayor, de su tripa inflada, de sus vómitos de madrugada. Después de muchas noches y muchos días sin saber a lo que se enfrentaban, sin que la medicina pública acertara con el diagnóstico, ya saben que la glucogenosis de su hijo no es de las peores. Y que remitirá en la adolescencia.


El cantar de las puntalas.
Ediciones Hontanar
Para ayudar a que otros padres sepan qué dar de comer a sus hijos con glucogenosis, con qué frecuencia, de dónde viene la enfermedad, por qué se hereda y qué consecuencias tiene, Luis Evaristo ha decidido sacar de un cajón los poemas que comenzó a escribir cuando trabajaba en las minas de Igüeña y reunirlos en un libro que ha titulado El cantar de las puntalas . El libro se lo ha llevado a una editorial de Ponferrada y lo ha vendido en la reciente Feria del Libro para recaudar fondos destinados a la asociación de enfermos de glucogenosis. Luis Evaristo, que ha tenido que recurrir a la buena voluntad de los investigadores de una universidad norteamericana para recibir el estudio genético que le ha dejado más tranquilo sobre la evolución de la enfermedad de su hijo -la Seguridad Social no lo financiaba- ha querido llamar la atención sobre la glucogenosis. Sobre la odisea que ha vivido con su mujer, en medio de diagnósticos precipitados, retrasos injustificados, y de una angustia que no les ha dejado dormir durante demasiadas noches. Y lo ha hecho con versos.

Luis Evaristo no es poeta. O sí. Luis Evaristo tiene en los ojos una mirada que me recuerda a la de Miguel Hernández -que guardaba cabras y pulió su talento leyendo a los clásicos- en aquel famoso dibujo a carboncillo que Antonio Buero Vallejo hizo del autor de Orihuela en la cárcel. Quizá Luis Evaristo tenga que leer más poemas, rimar menos versos. Pero nadie puede negarle el aliento que sólo se encuentra en los poetas sinceros. Porque a la poesía le sobran impostores, e impostados, y le hacen falta más pastores de cabras y más mineros que sepan dar buenas puntalas


Leonor y Luis Evaristo, con su hijo Iker.
El dibujo de la portada del poemario lo hizo el chaval


viernes, 6 de mayo de 2011

El túnel

Ernesto Sabato.
Dibujo de Álvarez

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 3 de mayo de 2011

Ernesto Sabato decía que el mundo es un horror. Recluido en su casa de la ciudad de Santos Lugares, el escritor argentino vivía encerrado en sí mismo, en sus recuerdos y en sus dolores, cuando concedió una de sus últimas entrevistas al diario La Nación en octubre de 2002. «Afuera el mundo es un espanto y no vale la pena enterarse de nada», le decía a la periodista.

A Sabato, que escribía su nombre sin tilde, se le murió un hijo en un accidente de tráfico y esa fatalidad marcó sus últimos años. «Está incorporado a mi vida permanentemente», reconocía en 2002. «Su muerte me partió en dos».

En 2005, dejó de salir de casa. Medio ciego, le leían todas las tardes hasta que se quedaba dormido y dice la Wikipedia que el viejo escritor, el anciano científico, pintor y ensayista argentino, ya no podía recibir emociones fuertes debido a su avanzada edad. Sabato, que murió el pasado fin de semana con 99 años, se cansó de mirar, de sentir, se dejó llevar..

Dolores Gamallo ha pasado muchas tardes observando el tráfico en el cruce de Ponferrada donde murió su hijo. Una cruz negra sobre una farola recuerda que en el lugar donde el bulevar de Juan Carlos I se une a la avenida de la Lealtad, un hombre de 40 años que iba a buscar a su hija en moto murió en noviembre del año pasado, después de chocar contra un automóvil que había girado de forma indebida.

Dolores Gamallo está desesperada. Nadie le va a devolver a su hijo. Pero se agarra a lo que puede para sacarse la rabia. Y lo único a lo que puede agarrarse ahora mismo es un semáforo.

El túnel, novela de Sabato
Dolores Gamallo quiere un semáforo que regule el tráfico en ese cruce maldito. Que evite los giros indebidos. Alguien le ha dicho que la muerte de su hijo fue una fatalidad, una cuestión de segundos. Y le cuesta aceptar que la frontera entre la vida y la muerte pueda ser tan frágil. Por eso pide un semáforo. Un semáforo que no va a salvar a su hijo. Pero puede salvar a los hijos de los demás.

 Le he pedido a Dolores Gamallo que no vuelva más a ese cruce. Que deje de mirar el tráfico. Confío en que me perdone el atrevimiento y me haga caso. Y si acaso no le pusieran nunca el semáforo que pide, espero, de verdad, que no haga como Ernesto Sabato, que se cansó de mirar el mundo. Y salga pronto del túnel donde la metió un giro indebido...

martes, 3 de mayo de 2011

Yes, we can


Bin Laden ha sido la ballena blanca que
Estados Unidos ha perseguido durante una década.
Eric González lo ha sabido contar en El País.
CUARTO MENGUANTE
La columna que No aparece
en el Diario de León


Me da miedo que un país como los Estados Unidos se crea con derecho a asesinar a un asesino. Matar a un terrorista no les hace mejores.

Me da miedo que no hayan detenido a Osama Bin Laden para juzgarlo.

Me da miedo que lo hayan matado cuando se resistía a la detención, pero iba desarmado.

Me da miedo porque aquí tuvimos a los GAL y aquel terrorismo nacido a la sombra de un Estado de Derecho alimentó durante unos años más a la bestia negra de ETA. ¿Deberíamos matar a Troitiño si lo localizamos en Francia?...

Me da miedo que Obama, el primer presidente negro de los Estados Unidos, Premio Nobel de la Paz, haya pasado de intentar cerrar el penal de Guantánamo porque no se respetaban los derechos de los presos a autorizar un asalto con tropas especiales en un país extranjero y dando licencia para matar a sus comandos. "No hay nada que no podamos hacer", ha dicho Barack Hussein para informar de la muerte de Osama. Y la frase me recuerda peligrosamente a su lema de campaña, que tantas cosas significaba; "Yes, we can" ("Sí, podemos"). ¿Era esto lo que podían hacer?

No me he olvidado de los muertos en las Torres Gemelas. Todavía recuerdo la figura de un hombre arrojándose al vacío desde las alturas. Tenía las manos a la espalda. Volaba para morir, con una pierna extendida y una rodilla flexionada. Matar al hombre que preparó aquel horror, no nos libera de la muerte.


Otro cuerpo que se hunde. Nueva York.
Torres Gemelas. 11 de septiembre de 2010,
(Desconozco el nombre del autor de la foto)
No dejo de pensar que Obama, un presidente para la esperanza,  ha perdido una gran ocasión de impulsar la democracia en el norte de África y en Oriente Medio. Matar a un asesino sin llevarlo ante un juez, por complicado que fuera sacarlo de Pakistán, donde ha vivido gracias a una red de complicidades, no ha sido el mejor ejemplo. Le da argumentos a los fanáticos. Le quita aire a las revoluciones. Y está muy lejos del espíritu de aquella vieja revuelta de 1776, que convirtió la declaración de independencia de un rey en el primer gran alegato histórico en favor de las libertades fundamentales.

Osama Bin Landen, la ballena blanca, ha muerto. Nos han dicho que su cuerpo se pudre en el mar. Y de nada le ha servido a Obama ser el primer presidente negro de los Estados Unidos. El trauma del 11-S también ha podido con él. Le ha transformado en un cazador. Y aquel horror, el horror, tampoco ha dejado a nadie a su lado  que le dijera que no podía hacerlo. Que no debía hacerlo. Que no conduce a nada. Nos ha envuelto otra vez en la misma espiral de venganza.

Demonios de imprenta

Perdonad si salgo en la foto. 7 de abril de 2011. Firmando un ejemplar de
El agujero de Helmand a Jovino Andina en la Librería Bertrand de Ponferrada.
Jovino me dio Lengua y Literatura en el colegio Menéndez Pidal de Bembibre.
Esta foto está aquí por cortesía suya.

Esta es una entrada breve.
Soy de los que piensan que las mejores dedicatorias son las más cortas. Si algún lector de este blog  y de El agujero de Helmand, quiere comprobar hasta que punto soy parco en palabras, puede acercarse estos días a tres lugares donde me he comprometido a firmar ejemplares.

Recuerdo aquí que la novela sucede en el Afganistán posterior a los atentados de las Torres Gemelas. Anterior a la muerte de Osama Bin Laden. Tiene menos de cien páginas, muchos silencios, y fue premio Tristana de Novela Fantástica en el 2010. Apenas lleva dos meses en las librerías. Y desde hoy a las cinco de la madrugada, ha dejado de ser una novela de actualidad para convertirse en un relato histórico...


Librería Bertrand. 7 de abril de 2011. Con Tito Fernández y con Miguel Ángel Varela,
director del Teatro Bergidum, que presentó la novela y me hizo un montón de preguntas.
FOTO DE JOVINO ANDINA


FERIA DEL LIBRO DE LEÓN
SALÓN DE LOS REYES DEL AYUNTAMIENTO (San Marcelo).
(Al escribir estas líneas, el 4 de mayo, me acaban de cambiar de la carpa al salón...)
JUEVES 5 DE MAYO. A partir de las 17.30 horas.  Estoy encajado en un hueco (por no decir un agujero) abierto en el programa oficial. Y la explicación es la siguiente. Los programas de la organización de la feria recogen, por error, que la firma será el miércoles 4 a las 17.00 horas. Si lo tenéis en las manos, no hagáis caso de lo que leáis. Son fabulaciones, o demonios de imprenta...


FERIA DEL LIBRO DE PONFERRADA
Plaza de Fernando Miranda. Caseta de firmas.
VIERNES 6 DE MAYO. A partir de las 18.00 horas.


FERIA DEL LIBRO DE VALLADOLID
Caseta número 43 de la feria. Ediciones Menoscuarto.
DOMINGO 8 DE MAYO. De 12.30 a 14.00 horas.


Un enlace con la reseña en EL FILANDÓN de NICOLAS MIÑAMBRES
Diario de León. Domingo 24 de abril de 2011
La guerra, la soledad, el tiempo


Con Tomás Néstor Martínez y Fabiola García.
Casa de las Culturas. Bembibre, 19 de abril
FOTO DE MANUEL CUENYA
Mirando a una chica en la penúltima fila.
Bembibre, el mismo martes 19 de abril de 2011
FOTO DE MANUEL CUENYA

Y un enlace más con la ENTREVISTA DE PABLO MOLDES
ileon.com Martes 3 de mayo de 2011
"Puede haber guerras legales, pero no justas"