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jueves, 24 de noviembre de 2011

Frivolidades

Caricatura de Jago. De www.jagodibuja.com

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 22 de noviembre de 2011

Son las 21.59 del domingo 20 de noviembre y nadie se acuerda de la muerte de Franco. Suena la Lambada en la calle Génova y hay caras largas en Ferraz, silenciosa y ausente. Con el 70 por ciento de los votos escrutados, el PP obtiene los mejores resultados electorales de su historia y el PSOE se lleva su mayor batacazo.

A las 22.06, el portavoz del Gobierno reconoce la derrota. Recuerda que ETA ya no mata. Felicita a Rajoy y sin perder la sonrisa, cede la palabra al ministro del Interior. Tres millones de votos separan a los dos partidos que se han alternado en el poder desde la caída en barrena de la UCD en 1982.

Me distraigo un poco. Ojeo un periódico. Leo que hay muertos en la plaza de Tahrir. Y clima de guerra civil en Siria. Pero la televisión capta otra vez mi atención porque Rubalcaba se pone delante del potro de tortura. Aparece solo, muy solo, pero no dice que vaya a dejarlo. Insiste en que la crisis es global. Y de repente su voz se apaga y las mujeres que le rodean le abrazan.

Son las 22.26 y por el televisor se cuela Cayo Lara. «Tenemos una alegría en la casa de los pobres», afirma. Y cuando asegura que el crecimiento de Izquierda Unida es un logro colectivo, desconecto y leo otro titular. «Esclavos en el Amazonas. Miles de personas son explotadas en Brasil por poderosos empresarios agrarios». A Lara le falla el micrófono y cortan la conexión.


Rubalcaba y Rajoy, en una carictura de adn.es

A las 22.32, conectan con Génova. Aparece el hombre de la noche, dice la presentadora, y Rajoy se dirige «a todo el pueblo español». Serio y presidencial, afirma que gobernará al servicio de España y de los españoles. Y ya se le nota el marrón que tiene encima, el miedo a que se le dispare la prima de riesgo mientras habla de economía. «A veces las grandes naciones se distraen con cosas pequeñas», añade, sereno y contenido, para negar que el PP vaya a caer en sectarismos.

Cuando termina de hablar, mi vista tropieza con unas palabras de Nuria Amat, escritora, en la contraportada del dominical. «Me horroriza tener marido», dice. Y mientras Rajoy abandona la sala de prensa y se asoma al balcón —son las 22.52 y los militantes de su partido le piden al presidente electo que bote (con b de balón), entre banderas azules, banderas nacionales, gritos de orgullo por ser español, música de baile y carteles contra el aborto— me sumerjo en la lectura de un artículo frívolo (con v de voto) y apago el televisor.

domingo, 20 de noviembre de 2011

En saco roto


Dibujo de Guy Denning sobre el movimiento Occupy Wall Street.
(el "lienzo" que usa forma parte del mensaje)


CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 15 de noviembre de 2011

Existen muchas clases de indignados. Están los que tiran pintura a los diputados y los que tratan de razonar con los policías antidisturbios cuando vienen a desalojarles.

Los hay que ocupan hoteles abandonados o instalaciones sin uso, como el Laboratorio Pecuario de León, y los hay que duermen en una plaza, en una tienda de campaña sobre un suelo de asfalto y organizan asambleas en los parques.

Un tercer grupo de indignados duermen en sus casas hipotecadas, o en sus pisos de alquiler, o en las viviendas de sus padres, y seguramente sean los más numerosos. Están igualmente enfadados.

Hay indignados anarquistas, libertarios sin futuro, sin trabajo, concienciados con la democracia asamblearia, y gente simplemente cabreada que no tiene ninguna ideología, pero tampoco tiene futuro, ni trabajo y está tomando conciencia de los nubarrones que nos acechan.

También hay muchos indignados con trabajo, agobiados por el banco y las facturas, preocupados por los recortes en la educación y en la sanidad públicas, mosqueados por las ayudas que reciben las entidades financieras que inflaron la burbuja inmobiliaria y que ahora son tan reacias a conceder créditos a las empresas.

"No hay democracia si gobiernan los mercados", se puede leer en esta
acuarela sobre los indignados (Del blog http://www.devueltaconelcuaderno.blogspot.com/ )

Todos ellos coinciden en algo. Están espantados porque vivimos sometidos a una nueva tiranía; nos gobiernan los mercados. Los inversores en bolsa y no los ciudadanos marcan hoy la política económica de los Estados. Los que especulan con el dinero no temen los estallidos sociales, obligan a tragarse sapos enteros a los representantes que hemos elegido, aunque la opinión pública se les atragante después, derriban primeros ministros y aplastan cualquier conato de consulta popular, como si detrás de un referéndum se escondiera el diablo.

Y el diablo es el dinero. No es nada nuevo. Pero nunca como ahora había quedado tan claro.

Anoche escuché decir al periodista Iñaki Gabilondo, que no es anarquista, ni se trenza el pelo, ni ocupa edificios abandonados y nunca ha pedido la nacionalización de las entidades financieras, que nuestra democracia está enferma.

Y yo añado que los enfermos somos nosotros si no reaccionamos. El próximo domingo hay elecciones y un voto puede ser un grito. Ya les adelanto que el mío no va a caer en saco roto.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Balas perdidas

Soldados españoles sobrevolando Afganistán. (Foto. MIKEL AYESTARÁN. ABC)

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 8 de noviembre de 2011

El disparo se coló por un hueco del chaleco antibalas y alcanzó en el tórax al sargento Joaquín Moya Espejo, cordobés de 35 años. Joaquín Moya Espejo usaba una protección antifragmentos, con piezas de cerámica, y la fatalidad quiso que una bala perdida, disparada desde mucha distancia, le segara la vida el pasado domingo.

Ya van casi cien muertos españoles en Afganistán. Una misión que, a parte de las vidas, también cuesta un millón de euros cada día.


Así ve Forges en El País la guerra actual de Afganistán

Allí ya no hacemos nada. De verdad. Formamos parte de una fuerza de ocupación extranjera. No de un ejército de liberación. La sombra de los señores de la guerra, tan corruptos y apoyados por Estados Unidos, y la de los contratistas norteamericanos, la del poder y la avaricia, la sombra de tantos oportunistas, de las ganancias en río revuelto y la insolencia del forastero, han acabado por desvirtuar una misión que nació para ser una fuerza de paz y de reconstrucción de un país anclado en la Edad Media y que a un año de su retirada, ha fracasado y vive cada día más acosada por la insurgencia.

Hasta Afganistán también han llegado soldados leoneses. Los últimos que recuerdo son un grupo de 29 militares del cuartel de Santocildes, en Astorga, que volaron en primavera al país del polvo y del viento para adiestrar a las unidades de artillería del nuevo ejército afgano. Afortunadamente para ellos, les ha tocado trabajar en torno a la base de Herat y no se han tenido que meter en el avispero de Helmand, la provincia del Este fronteriza con Pakistán, donde la guerra es más virulenta.


Muyahidines afganos después de derribar un helicóptero soviético.
 Guerra de 1979-1989. (Foto selvas.org)

No sé lo que va a pasar cuando todos ellos regresen, leoneses, madrileños, cordobeses, norteamericanos, y el nuevo ejército afgano de Karzai asuma la responsabilidad de mantener a raya a los talibanes. Lo más probable es que el falso estado democrático que han apuntalado las tropas extranjeras se desmorone, como le sucedió hace veinte años al falso estado comunista sostenido por los soviéticos. Recuerdo que a Najibulá, el hombre de paja de los rusos, lo ajusticiaron en cuanto se quedó solo. Y cada vez veo más paralelismos entre el Afganistán de hoy y el de los años de los muyahidines.

Espero que al menos los nuestros vuelvan sanos a casa. Que esquiven todas las balas perdidas que no se merecen. Y una noche de filandón, a la sombra del Teleno, nos cuenten todo lo que vieron.

martes, 8 de noviembre de 2011

Uniformes


Cyla Cybulska y Jerzy Bielecki, en los años cuarenta
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 1 de noviembre de 2011
  
Jerzy Bielecki esperaba a su antigua novia en el aeropuerto de Cracovia con 39 rosas rojas, una por cada año que habían permanecido separados. Había conocido a Cyla Cybulska en Auschwitz, el peor lugar del mundo para enamorarse, y después de unos meses de charlas furtivas en el almacén de grano donde los nazis los habían puesto a trabajar, urdieron un plan para fugarse del campo de exterminio en el mes de julio de 1944, antes de que alguien tuviera la ocurrencia de enviarles a las cámaras de gas.

Jerzy, católico polaco que había sido arrestado acusado de pertenecer a la Resistencia, vestía un falso uniforme de las SS que se había confeccionado con retales robados y había sustraído un pase para transportar prisioneros. Disfrazado de oficial y haciéndose pasar por el rotttenfürer Steiner, consiguió sacar del campo a la judía Cyla y huir con ella. De noche, caminaban. De día, se escondían. Hasta que llegaron a un lugar seguro, en casa de un pariente de Jerzy que los acogió una temporada.

Luego él se unió a la Resistencia polaca y a ella la dejó refugiada con una familia católica. Jerzy quería luchar contra los nazis y pensó que aquella vivienda era el sitio adecuado para que Cyla le esperara. Y la guerra, claro, los acabó separando.


Jerzy y Cyla se reencontraron en 1983. (AP/ Archivo de la familia Bielecki)

Acabada la contienda, se dieron por muertos el uno al otro debido a una sucesión de malentendidos y rehicieron sus vidas con terceras personas, hasta que Jerzy contó su historia en la televisión y a Cyla se la contaron en Nueva York, donde vivía con su marido, otro judío superviviente del Holocausto que había abierto una joyería. Cyla localizó a su antiguo novio, se subió a un avión y aterrizó en Cracovia, donde él la estaba esperando con las 39 rosas rojas. Pero ni ella dejó a su marido, ni él a su esposa, y se siguieron viendo como buenos amigos, hasta que Cyla murió en el año 2005. Jerzy aparecía ayer en los obituarios.

Su historia se me ha cruzado cuando iba a hablarles de un celador acusado de incendiar la Reserva de Caza de Los Ancares aprovechándose de su indumentaria. Y a menos de que a alguien se le ocurra dejar 305 rosas rojas en el monte, una por cada hectárea quemada, lo único que tienen en común es un uniforme. El que usó Jerzy era un traje falso. En el caso del celador, detenido y puesto en libertad con cargos, un juez decidirá ahora si la falsedad estaba debajo.


ANIVERSARIO

Sólo un pequeño apunte para recordar que hace un año abrí este blog. Y hace un año que escribo una columna de opinión titulada Cuarto Creciente, cada martes en Diario León. El blog ha recibido 14.000 visitas en estos doce meses y han sido ochenta entradas; 52 columnas publicadas en papel, dos sólo para la red, algunos poemas (sólo hay tres que me gusten realmente, pero no pienso borrar ninguno), información sobre las presentaciones de El agujero de Helmand y algún que otro cuento, ya publicado o escrito expresamente para este espacio. Muchas gracias a todos. Sigo...