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jueves, 17 de mayo de 2012

Hemorragias

Dibujo de Carlos Fuentes. De la web oficial del autor.

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 17 de mayo de 2012

Así contó Carlos Fuentes la muerte de Artemio Cruz, hace cincuenta años. Y parece que estuviera hablando de su propia muerte, ocurrida el pasado martes en un hospital de la Ciudad de México: …ese coágulo se desprende, se desprenderá de la sangre negra… correrá… se detendrá… se detuvo… tu silencio… tus ojos abiertos… sin vista… tus dedos helados… sin tacto… tus uñas negras, azules… tus quijadas temblorosas… Artemio Cruz… nombre…”inútil”, “inútil”… ya no sabrás… te traje adentro y moriré contigo… los tres… moriremos… Tú… mueres… moriremos… has muerto… moriré.

"Mexicano de muchos países”, Carlos Fuentes vivió para ver morir a dos de sus tres hijos. El primero, Carlos Fuentes Lemus, falleció en 1999, a los 26 años de edad, debido un infarto pulmonar. Seis años después, una congestión visceral y un paro cardiaco, según la versión oficial,  también se llevaban a su hija Natasha, de 29 años, que aparecía muerta debajo de un puente en un barrio marginal del Distrito Federal donde se vende droga.

Fotógrafo, poeta, pintor, artista prematuro, Carlos Fuentes Lemus era hemofílico y sabía que se podía morir en cualquier momento. Desde niño, sus padres, asustados porque sus articulaciones se hinchaban con frecuencia y su cuerpo siempre aparecía lleno de moratones, le inyectaban un elemento coagulante; Factor Ocho le llamaban. Pero el Factor Ocho no pudo evitar que una mañana de mayo, hace trece años, la hemofilia terminara con su vida, con su arte y su entusiasmo.

De las circunstancias que rodearon a la muerte de Natasha sólo nos han llegado insinuaciones, pero el escritor de La región más transparente contó la muerte de su hijo Carlos en un artículo que no es un artículo, ni un cuento, sino un desgarro. "No era justo que su cuerpo le traicionase", escribió.

Y esto tampoco es una columna de opinión.  Es el temblor que me ha dejado en el cuerpo leer que Carlos Fuentes ha muerto de una hemorragia. Leer que los médicos intentaron reanimarle, pero no pudieron. «Inútil», «inútil».  Y que tiene los dedos helados… sin tacto… las uñas negras… la sangre coagulada… y ya no volverá a escribir nunca…nada más. Aunque estuviera lleno de entusiasmo.



Montaje de C.A. ARELLANO


ALGUNAS PALABRAS DE CARLOS FUENTES

Carlos Fuentes decía que la muerte nos iguala a todos porque nadie sabe lo que es. Es verdad que nadie ha vuelto para contárnoslo, pero leyendo el final de La muerte de Artemio Cruz, me he imaginado que el escritor ya estaba escribiendo sobre su propia muerte hace cincuenta años. Y me ha salido un artículo negro, como un coágulo...


Os dejo otras frases suyas, recopiladas por la agencia EFE en su mayoría. Era partidario de legalizar las drogas para acabar con la guerra del narco que desangra México y creía que el Siglo de Oro de la lengua española sólo está comenzando...


***

-"La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte. Sabemos que un día vendrá, pero nunca sabemos lo que es".

-"La función del escritor no es aplaudir a los políticos, sino criticar, en el buen sentido de la palabra, y ofrecer soluciones" (14/10/2008)

- "Yo siempre estoy pensando en el primer lector de un futuro libro, un lector que aún no nace y que descubrirá mi obra dentro de cincuenta años" (29/03/2007)

- "Los novelistas quisiéramos ser exorcistas de los males de la sociedad y acabamos siendo profetas" (14/10/2008)

- "Cervantes te permite saber lo que no puedes hacer como escritor, porque él ya lo hizo mejor, pero también te da pistas de lo que puedes hacer, porque él abrió el camino" (2/09/2011)

- "Estamos viviendo un Siglo de Oro de la lengua española, que va a ser el siglo XXI" (29/03/2007)

- "Ha habido un tiempo sin novelas, pero nunca una novela que no trate el tiempo de alguna manera. Y tratar el tiempo es tratar la historia" (07/09/2009)


Carlos Fuentes en 2002. Foto de CARLOS GUTIÉRREZ. El País. (Si no les molesta que la deje aquí...)

- "La gran aportación del 'boom' latinoamericano fue escribir un puñado de buenos libros que han aguantado el paso del tiempo y liberar a la novela de la herencia naturalista y realista del siglo XIX" (2/09/2011)

- "La literatura en español no tuvo la continuidad de la anglosajona, pues después del Quijote no hay nada hasta Galdós y Clarín, unos siglos de silencio que ahora tratamos de recuperar con mayor vigor" (2/09/2011)

- "En América Latina hemos logrado acabar con las dictaduras militares y establecer regímenes democráticos, pero la gente le exige más a las democracias" (27/03/2009)

- "La gran barrera que separa a Estados Unidos y Cuba es una barba" (21/05/2010)

- "Si Sarah Palin llega al poder, yo me voy a Marte" (14/10/2008)

- "Obama es como la luz del sol, junto a la negra noche de Bush" (27/03/2009)

- "España es parte de mi existencia, de mi cultura, de mi vida, de mi lengua. Yo creo que no existe el Atlántico" (27/03/2009)

- "México es la nueva frontera del narcotráfico. Lo fue Colombia durante mucho tiempo, pero luego se trasladó a mi país, que es una frontera muy cómoda para los narcos por su proximidad con Estados Unidos" (07/09/2009)

- "Se debe despenalizar la droga y pedir ayuda a la policía israelí, francesa o alemana por sus buenos efectivos para enfrentarse al crimen" (27/08/2011)

- "Mientras no se den los pasos para legalizar la droga y se llegue a acuerdos con los Estados Unidos -que es el mercado de las drogas-, y no se tomen acciones internas efectivas de la policía, la pandilla de la droga derrotará al Ejército de México y a la sociedad que está inerme".

martes, 15 de mayo de 2012

Tibiezas

El llano en llamas. Del blog www.lacoctelera.net

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 10 de mayo de 2012

Esto no lo escribo yo. Lo escribió Juan Rulfo en un cuento sobre un gobernador que visitaba una población afectada por una catástrofe. En medio de un llano en llamas.

«Conciudadanos. Rememorando mi trayectoria, vivificando el único proceder de mis promesas. Ante esta tierra que visité como anónimo compañero de un candidato a la Presidencia, colaborador omnímodo de un hombre representativo cuya honradez no ha estado nunca desligada del contexto de sus manifestaciones políticas y que sí, en cambio, es firme glosa de principios democráticos en el supremo vínculo de unión con el pueblo, aunando a la austeridad de la que ha dado muestras la síntesis evidente de idealismo revolucionario nunca hasta ahora pleno de realizaciones y de certidumbres».

Cada vez que leo ese párrafo, le pongo cara a ese gobernador y me sale algún rostro del Bierzo o de León, o de media España, gente que maneja dinero público, que es dinero de todos, no lo olvidemos, y que le entregamos al Estado para que lo redistribuya. Y me pregunto si su honradez, la de todos ellos, habrá estado alguna vez desligada del contexto de sus manifestaciones políticas, o si habrán recibido comisiones bajo cuerda de contratistas interesados en adjudicarse alguna obra, si tendrán una caja negra con ingresos dudosos y ahora tienen que vencer la tentación de hacerlo aflorar con la anmistía fiscal de Rajoy.

Fotografía de JUAN RULFO

También me pregunto si alguna vez habrán acompañado esos gobernadores de los que les hablo a algún candidato a la Presidencia y habrán dicho algo parecido a lo que Rulfo ponía en boca de su personaje. «Fui parco en promesas como candidato, optando por prometer lo que únicamente podía cumplir y que al cristalizar, tradujérase en beneficio colectivo y no en subjuntivo, ni participio de una familia genérica de ciudadanos».

El cuento de Rulfo termina con un banquete, y un borracho, y una pelea, y una balacera muy grande. El final del nuestro, no se engañe, lo escribe usted cada vez que vota por esos gobernadores de verbo engorroso y mano muy larga, y luego mira a otro lado, aburrido por su oratoria, resignado porque están en todas partes

jueves, 10 de mayo de 2012

Carnicer en Nueva York

Ilustración de ALFREDO, en la reedición de Cálamo de
"Nueva York, nivel de vida, nivel de muerte", de Ramón Carnicer

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 3 de mayo de 2012

La calefacción no le dejaba dormir. La ciudad anochecía cubierta de nieve y de basura, y la alfombra de su habitación, en la segunda planta del hotel Roskoff, desprendía una pelusa multicolor cada vez que la pisaba.

En la recepción le dijeron que era un efecto del calor y de la carga eléctrica del cuarto. Pero cuando se vistió el pijama y se acostó, las sábanas crepitaron como si le estuvieran disparando con una ametralladora. «Así es imposible dormir», pensó. Y se levantó.

El hotel Roskoff y los judíos ortodoxos. ALFREDO

Afuera nevaba. La temperatura había bajado a los diez grados bajo cero y los desperdicios seguían sin recoger por la huelga de basureros. «Aquí dentro ya se habrían descompuesto», aventuró, imaginándose el hedor. Y le entraron ganas de abrir la ventana del baño, a pesar de que en una ciudad con los niveles de vida y de muerte tan altos, alguien podía entrar en el cuarto y asestarle tres puñaladas o dispararle cuatro tiros, o estrangularle con la cortina de la ducha, o…  
Ramón Carnicer, en su época de profesor universitario.

"¡Basta!", zanjó. Se quitó el pijama eléctrico, se abrigó y bajó de nuevo a la recepción del hotel —un edifico de quince plantas con los ladrillos de la fachada ennegrecidos por el humo— para pedir un taxi o caminar por la acera de Central Park sin entrar en el parque, que en invierno era el lugar más sombrío del mundo. Pero en el vestíbulo del Roskoff, se encontró con una docena de aprendices de rabino, con el cogote pelado, dos tirabuzones bajo el sombrero y una levita negra, bailando en fila india como si estuvieran en medio de un aquelarre.  
Autorretrato de Lorca en Nueva York
 «Debo estar sufriendo un break-down» se dijo. Entonces salió a la Calle 72, descubrió que los rascacielos brillaban con una rara tristeza, tropezó con un borracho tirado en el suelo y se detuvo junto a un escaparte donde una mujer de curvas escandalosas servía bebidas a los clientes en falda corta y sostén. En ese momento, un compatriota se dio de bruces con él. «Te conozco», le dijo a Lorca, apartando la vista del escaparate. «Te conozco también», le dijo el poeta a Carnicer. Y mientras les salían hierbas de la boca, a la aurora de Nueva York le crecían cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas barría el amanecer.


Con Alonso Carnicer y Doirean MacDermott. Casa del Libro. Ponferrada.
 2 de mayo de 2012. Foto. L. DE LA MATA

  
CARNICER Y LORCA

Ramón Carnicer aterrizó en Nueva York en medio de una nevada y una huelga de basureros. Se alojó en un hotel donde las pelusas se soliviantaban con la carga eléctrica del cuarto, dio clases en la mayor universidad de la ciudad, y se empeñó en contar lo que vio a través de las pequeñas cosas.

Aprovechando el centenario de su nacimiento en Villafranca del Bierzo, la editorial Cálamo ha reeditado Nueva York, nivel de vida nivel de muerte, el libro donde contó su experiencia durante los seis meses que pasó allí en 1968. No fue un año cualquiera. Durante su estancia arreciaron las protestas contra la guerra de Vietnam y los disturbios causados por la segregación racial, asesinaron a Martin Luther King y a Robert Kennedy, y comprobó hasta que punto la sociedad norteamericana, que entraba en los años de la liberación sexual y del consumo, funcionaba como una miedocracia, que es la forma de gobierno donde los gobernantes siembran el miedo entre los gobernados para que les sea más fácil aceptar decisiones impopulares. No tengo que explicaros porqué cuarenta años depués, el libro -que ayudé a presentar en Ponferrada y en Villafranca junto al hijo del escritor, Alonso Carnicer, y su viuda, Doirean MacDermott - sigue siendo actual.  

Arriba os he dejado un cuento.
Lo escribí porque estoy convencido de que el Nueva York que vio Carnicer y el que sintió Lorca tienen trazos muy parecidos.



martes, 8 de mayo de 2012

Claveles

Soldados portugueses durante la Revolución de los Claveles. 1974.

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 26 de abril de 2012

Abro el periódico y se escapan todos los tantos por ciento de las páginas. Leo, por ejemplo, que la zona azul se extiende por Ponferrada como una riada y suben las tarifas para estacionar un veinticinco por ciento. Sigo leyendo y me entero de que el número de hipotecas cayó en León un sesenta y nueve por ciento. O que la reforma laboral también dispara los ERE en la provincia un trescientos sesenta y nueve por ciento. Y cierro el periódico, agobiado de tanto tanto por ciento libre.

Más tarde caigo en la tentación y enciendo el ordenador. La prensa digital me escupe los mismos porcentajes y alguno todavía peor. La recesión, leo, hace caer los ingresos del Estado un veinticinco por ciento. Vamos de tropiezo en tropiezo, pienso. Pero entonces veo que el déficit generado por el nuevo Gobierno alcanza el uno coma ochenta y cinco por ciento hasta marzo. Y ya no pienso que estemos tropezando con algo. Lo que estamos es zancadilleándonos a nosotros mismos.

Saber que no estamos solos en el pozo tampoco es un consuelo. Otros países de nuestro entorno también son esclavos de los porcentajes, como Portugal, donde el PIB ha caído un tres coma tres por ciento y el desempleo ha subido al quince por ciento después de que la Unión Europea acudiera al rescate con un préstamo de 78.000 millones de euros.


Del blog Negro sobre blanco.

Y pesan tanto sus tantos por ciento que nuestros vecinos empiezan a preguntarse si no será necesaria una nueva Revolución de los Claveles que acabe con la dictadura de los recortes. Ayer, sin ir más lejos, ninguno de los capitales de abril que hace 28 años terminaron de forma pacífica con el régimen de Salazar participó en la conmemoración oficial de la efeméride. «El rumbo político protege los privilegios, agrava la pobreza y desvaloriza el trabajo», se ha justificado Vasco Lourenço, que preside la Asociación 25 de Abril, convertida en una referencia moral para los lusos.

Nuestros porcentajes son más pesados, pienso, aunque no nos hayan rescatado. Y me doy cuenta de que en este país sin referentes a los que agarrarse, los únicos claveles que he visto estos días son los que han repartido en algunas ferias del libro como la de Ponferrada.

viernes, 4 de mayo de 2012

Ciencia ficción


Crónicas marcianas. Dibujo de MARTIN WHELAN para una portada del libro

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 19 de abril de 2012

Notas para escribir una novela de ciencia ficción.

Descartado hablar de Marte. Después de Ray Bradbury, es muy difícil escribir algo mejor del Planeta Rojo.

Descartado Afganistán y los agujeros negros, los ríos que muerden en las rocas y las tumbas llenas de huesos. Hay que renovarse.

Descartadas las paradojas, los círculos temporales, los universos paralelos, los viajes espaciales y otros caminos trillados por la narrativa del siglo XX.

Descartadas las historias de astronautas solitarios atrapados en módulos lunares o en naves a la deriva.

Descartados los relatos protagonizados por alienígenas, los cuentos de zombis que devoran a los vivos, los argumentos apocalípticos. Y no caer en la tentación de escribir sobre vampiros crepusculares.

Otra imagen de Crónicas marcianas.
Del blog http://www.antoniorentero.blogspot.%20coma/

Mejor escribir de algo cercano. Una especie de ucronía. Y ambientarla en un lugar reconocible.

Situar la trama de la novela en una monarquía que se ha ido al carajo por una cacería de elefantes blancos. Describirla como una república desgajada de Europa, con moneda propia y una Constitución reformada en referéndum.

Poner de presidente a un cargo electo. Una figura paternal que utilice la unidad de la nación como coartada para mantenerse en su puesto cuando le salpican los escándalos de corrupción de su yerno.

Añadir una trama de misterio. Vincularla a un territorio concreto. La comarca del Bierzo.

Crear un protagonista. Un científico que ha desarrollado un sistema eficaz para capturar de verdad las emisiones de CO2 y conseguir que el carbón sea una energía limpia.

Imaginar un desencadenante de la acción. Un asunto de espionaje industrial. Un secuestro. O una desaparición.

Usar como telón de fondo la expropiación de la filial eléctrica de una multinacional italiana que no invierte lo suficiente en la comarca.

Evitar que la novela se convierta en una historia de política ficción.

O en un ajuste de cuentas.

O en un relato de amor.

Mejor romper estas notas y probar con la novela costumbrista.