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viernes, 21 de septiembre de 2012

Dragones en el bosque

Fotografía de ARTHUR MORRIS. Le ofrezco un cuento en su blog, a cambio.
www.birdasart-blog.com

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 23 de agosto de 2012
 
 El viento, que es muy caprichoso, arrastró las cenizas del incendio de Castrocontrigo hasta las aceras de La Bañeza. En Trobajo del Camino, oscureció a las cuatro de la tarde y tuvieron que encender las farolas en el polígono industrial porque una nube procedente de la Valdería y la Valduerna escondió el sol después de la sobremesa. Los turistas fotografiaban la catedral, de piedra blanca, rodeada de negrura. Y el cielo tenía un aspecto apocalíptico.
 
Eso fue el lunes.
 
El martes, el viento, que no se deja domar, avivó el fuego entre los pinares cuando ya parecía fatigado, escribían los redactores de este periódico que les están contando cómo se propaga el mayor incendio forestal que ha sufrido la provincia de León en su historia. Un perímetro de cuarenta kilómetros cuadrados. Diez mil hectáreas calcinadas hasta quedar controlado, más, mucho más, de lo que se quemó en toda la provincia en todo el año pasado. Y mil personas trabajando para sofocar las llamas. Doce aviones. Diecisiete helicópteros. Quince camiones autobomba. Catorce bulldozer para abrir cortafuegos. Un ejército armado con mangueras y extintores, azadas y batefuegos, vestidos de verde y amarillo ignífugo, y de rojo brillante, turnándose para trabajar también por la noche.



 
La altura de las llamas ha llegado a ser de espanto. Lenguas de fuego de hasta 50 metros de alto han salido del bosque en Tabuyo del Monte como si hubiera un dragón escondido entre los abetos. Y no hay carretera, ni hay camino, ni hay río que lo corte si el viento no amaina.
 
El fuego de la Valdería y de la Valduerna es lo que le faltaba a esta provincia, con la minería estrangulada por un nuevo recorte del 45 por ciento de la producción, con la industria eólica prácticamente desmantelada y sin alternativas industriales de relevancia. El vidrio de Cristalglass, paralizado. El acero de Roldán, renqueante. Las azucareras, en retroceso. El ladrillo, desaparecido. La pizarra, entrando en la reserva. Y el turismo, la eterna esperanza, que no despega como debiera.
 
Nos estaban condenando a volver al campo, a volver a la huerta, a la siembra del trigo y del centeno, a los rebaños de ovejas, a las colmenas de miel, y a la resina, a la manzana y a las cerezas. A la matanza del cerdo. A la leche de vaca. Y la carne de ternera. A la cecina y a la manteca.
 
Nos estaban condenando a hacer la maleta.
 
Ahora sabemos que si finalmente tenemos que marcharnos, porque esta tierra ya no da para todos, encima lo haremos quemados y con el pelo cubierto de ceniza. Salvo que el viento, que es muy cambiante y muy caprichoso, nos sacuda un poco cuando cerremos la puerta.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Dentro de cuatro minutos

El tiempo en las manos. Del blog www.danyelon.wordpress.com
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 16 de agosto de 2012
 
Tengo un reloj en el pasillo de mi casa. Alguno pensará que estoy obsesionado con el tiempo, siempre hablando de relojes. Me da igual. El tiempo es una invención del hombre y los relojes no miden nada. Quizá por eso, y porque nunca le he puesto pilas, el que tengo en mi casa nunca se había movido de las doce.
 
El reloj está colgado en la pared, como en las estaciones, y es lo primero que ven los invitados cuando cruzan la puerta, o los vecinos curiosos, o el cobrador del gas, el de la luz, el del frac... Miento. Nunca he tenido al cobrador del frac en la puerta de mi casa. Mientras no me falle la nómina, voy pagando mis deudas y tengo domiciliada la luz, el gas, la hipoteca, la letra del coche (no, esa ya la pagué), el crédito que pedí cuando compré las cortinas y cambié los armarios, y la comida del perro, no saben cómo traga.
 
Así que tengo mis cuentas en orden y el reloj de dos esferas que decora el pasillo de mi casa sin pilas. Y por eso, porque nunca ha medido nada, me asustó tanto lo que descubrí hace un rato. Yo salía del piso con las llaves en la mano y miré hacia el reloj. La esfera que se ve desde el interior del pasillo marcaba las doce, como siempre, y no le hice mucho caso, pero cuando estaba a punto de llamar al ascensor, recordé que había olvidado al perro y di la vuelta.
 
Giré la llave. Abrí la puerta. Y ante mí, la esfera que se encuentran los invitados, los vecinos curiosos y los cobradores de facturas sin domiciliar, no marcaba las doce. No. La aguja más grande, la de los minutos, se había movido y señalaba las doce menos cuatro minutos.
 
Me quedé pasmado. Sonó el teléfono. Eran del banco. Me querían ofrecer otro crédito para amueblar el baño. Les dije que no, claro. No encontré al perro en toda la casa y bajé a la calle a buscarlo. En el ascensor, una vecina hablaba con su marido de cambiar el coche. «Ya tiene seis años», le decía. En el portal, el mismo agente inmobiliario que me vendió el piso -yo le creía en el paro- le iba diciendo a un comprador que el ladrillo nunca baja. Y en el parque, después de cansarme de buscar al perro, me senté en un banco y leí el titular de un periódico en el quiosco. «Zapatero anuncia en el Congreso que congela las pensiones y baja el sueldo a los empleados públicos», ponía. «El presidente asegura que el recorte será gradual para no comprometer la recuperación económica». Y miré la fecha horrorizado: 12 de mayo de 2010.
 
Eso fue hace un rato. Ahora estoy sentado debajo del reloj, en el pasillo de mi casa. He movido a mano las agujas de la esfera que da a la puerta y marcan las doce y cuatro. Y estoy esperando a que suene el teléfono. O ladre el perro que me regalaron el año pasado. A ver si escampa.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Imperfecto

EIDER ASTRAIN. "Vistiéndose".

"Cuando por fin encontré a una mujer que merecía la forma en la que estoy dispuesto a querer a una mujer, me dí cuenta de que era tan perfecta que nunca me enamoraría", le confié de madrugada. Y ella se levantó de la cama, celosa, y mientras se vestía, me dijo que habíamos terminado.

martes, 4 de septiembre de 2012

Robar para dar de comer

Carrito lleno.
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 9 de agosto de 2012
  
Robar para dar de comer. Es lo que ha sucedido en Sevilla, en una acción de protesta dirigida por un diputado de Izquierda Unida, carismático entre su gente, el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo.
 
En el Gobierno, y en el PSOE también, se han echado las manos a la cabeza después de que un grupo de jornaleros de un sindicato andaluz, organizados por Sánchez Gordillo, haya cargado los carritos con comida en dos supermercados y se hayan marchado sin pagar para repartir los alimentos en barrios de Sevilla.
 
Temen, sin duda, que la acción de protesta, el robo, o el acto delictivo —caben todos los nombres— organizado por el sindicato de Sánchez Gordillo, se contagie y empecemos a ver a ciudadanos condenados a la indigencia, quizá a esos inmigrantes en situación irregular que no pueden pagar 710 euros para que les atienda la sanidad pública, o a los que dejan de percibir las mal llamadas mamadurrias, el último dinero público cuando se acaba la prestación por desempleo, o a los que ya no sostiene ni la economía sumergida de este país —que tanto va a crecer cuando suba el IVA— organizándose también y robando para comer.
 
Ahora pueden quedarse ustedes con el robo, con el acto delictivo, que lo es, y pensar que Sánchez Gordillo, el agitador, merece ser detenido. O pueden ir un poco más lejos. Dejar a un lado lo políticamente correcto. Pensar en lo que hay detrás de todo eso y por qué ha llegado a suceder algo así. Quiénes están pagando la crisis. Quiénes son los responsables de esta crisis. Quiénes nos han metido en una crisis más profunda con el argumento de que iban a sacarnos de ella.
 
Y carrito vacío, claro
 
 
Pregúnteselo, por favor. Y piensen si algo así, un asalto a un supermercado, no puede acabar sucediendo, por ejemplo, en las cuencas mineras de la provincia de León, donde ya hemos sido testigos de otros actos de desobediencia civil, por no decir de abierta rebelión, cuando los piquetes de mineros han cortado carreteras, han volcado camiones con carbón importado y se han enfrentado a los antidisturbios.
 
Y pueden quedarse ustedes con la alteración del orden, con la desobediencia a la autoridad, con la agresión, que lo es. O pueden ir un poco más lejos. Pensar en qué ha empujado a los mineros a hacer todo eso y quién ha puesto a tanta gente contra las cuerdas.
 
Y por supuesto, que detengan a Juan Manuel Sánchez Gordillo y a todos los jornaleros, porque nadie está por encima de la ley. Que multen a todos los mineros que tiraron piedras a la Guardia Civil y cortaron carreteras y derramaron carbón en el asfalto. Y si todo eso cambia algo. Si todo eso resuelve algo. Si esa es la solución, adelante. Pero que nadie se vaya de rositas.