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jueves, 19 de abril de 2012

La riada


El río Sil, desde el puente de La Puebla en Ponferrada. Acuarela de NICOLÁS SOLANA


CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 12 de abril de 2012


En el año 1696, la riada estuvo a punto de llevarse por delante el viejo puente de La Puebla. El Sil bajaba sin gobierno y sin escolleras, sin una presa que regulara su caudal, y el viejo puente de piedra, construido sobre la estructura del antiguo puente de hierro medieval —aunque de hierro, seguramente sólo tuviera las cadenas que cerraban el paso a los arrieros que no pagaban el portazgo— tenía un vano demasiado pequeño para dejar pasar toda la crecida de las lluvias.

Como el puente era un obstáculo para el río y un peligro para los caminantes, los ponferradinos decidieron construir uno nuevo, más grande, más ancho, más alto. Y ese es el puente que unió las dos orillas de la ciudad hasta 1961, cuando una nueva reforma le ensanchó el tablero para darle más fluidez al tráfico.

Lo cuenta Vicente Fernández en un libro monumental. Más de ochocientas páginas sobre las construcciones civiles, religiosas e industriales de Ponferrada y sobre la mentalidad de los hombres que las levantaron. Ponferrada, dice el historiador, es «una ciudad que se ha hecho a sí misma» porque la mayor parte de su patrimonio lo han financiado y lo han edificado sus propios habitantes. Por eso ha crecido cuando otras poblaciones de su entorno con más historia se quedaban atrás.

Uno de los iconos contra los recortes en Educación.


No parece mal ejemplo, ese espíritu que Tito Fernández encuentra detrás de las piedras de Ponferrada, de sus gentes y de su historia, ahora que se nos echa encima otra riada ingobernable y no hay escolleras presupuestarias ni reformas constitucionales que la encaucen.

Es la crecida de los mercados, tan voraces que no entienden de recortes, del río revuelto de la prima de riesgo, que asusta tanto al Gobierno que Rajoy está dispuesto a rebasar todas las líneas rojas con tal de permanecer en el euro y evitar que la Unión Europea nos intervenga.

Y si es verdad que estamos con el agua al cuello, que la riada es tan grande que ni siquiera los pilares de la Sanidad y de la Educación están a salvo, quizás ha llegado el momento de derribar el puente viejo, que tanto nos aprieta, y construir uno nuevo, más alto, más grande, que nos libere de los especuladores. Antes de que el río nos lleve.

domingo, 15 de abril de 2012

Tres dedos


Django Reinhart


CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 5 de abril de 2012

Django Reinhardt tocaba la guitarra con tres dedos. Era gitano, era francés y era un genio.

A los 18 años, unas flores de celuloide almacenadas incendiaron su caravana, le quemaron la mitad del cuerpo y le contrajeron dos dedos. Parecía el fin de su incipiente carrera musical, pero Django aprendió a tocar las cuerdas con las falanges sanas de su mano izquierda y se convirtió en un virtuoso de la guitarra.

Su sonido era diferente, precisamente porque sólo tocaba con tres dedos. Y con sus tres dedos sanos y sus dos dedos retraídos por el fuego revolucionó el swing y el jazz, y medio siglo después de su muerte todavía seguimos escuchando sus vinilos. Django, hay que quitarse el sombrero, fue capaz de transformar un accidente que le pudo costar la vida en el germen de su talento único. Su minusvalía, en un triunfo.


Así ve a Django Reinhardt NAIEL IBARROLA


  
Mariano Rajoy también quiere que toquemos la guitarra con tres dedos. El primero es el de la Ciuden. Y es el más sano de la mano. Cuarenta y ocho millones de euros de presupuesto para este año.

El segundo dedo bueno lo tenemos en los regadíos y en el saneamiento y en la modernización de las redes de abastecimiento. Y es un dedo alargado, con una longitud de veinte millones de euros.

El tercero es más pequeño, pero también es importante. Un millón de euros para ampliar el Palacio de Justicia de Ponferrada. A la Justicia, especialmente en Ponferrada, donde llevamos años reclamando una sala de la Audiencia Provincial, no le vendrá mal saber que puede contar con un nuevo edificio para llenarlo de contenido.

Los otros dos dedos de los Presupuestos Generales del Estado en el Bierzo están contraídos. El cuarto es el dedo del Ministerio de Fomento, muy quemado, porque el cambio de Gobierno no ha servido para impulsar las obras del AVE, ni las de la autovía a Orense, ni las de la carretera a Asturias y este año sólo hay dinero para reformar una ermita en Magaz de Abajo. Y el quinto dedo casi ni existe. Es el dedo de Interior, que invertirá algunas migajas en reformar cuarteles.

Y ahora, bercianos, pongámonos todos tocar la guitarra. Y hagámoslo como lo hacía Django Reinhardt. Con mucha mano izquierda.


 

DJANGO REINHARDT: I'll see you in my dreams

lunes, 9 de abril de 2012

Cultura


Del blog http://www.uac.uniondeactoresdecanarias.es/

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 29 de marzo de 2012

No recorten en Cultura, por favor. No es menos necesaria que la Sanidad o la Educación. Quiten dinero de Defensa, dejen de fabricar armas y fragatas y aviones, municiones para alimentar guerras en el tercer mundo. Olvídense de construir aeropuertos sin viajeros, trenes de alta velocidad que no llegan a su destino, autopistas de peaje, pabellones deportivos que nadie usa, polígonos industriales sin empresas, carreteras perdidas, estaciones de esquí en montañas donde nunca nieva.

No. No recorten en Cultura. Es lo que nos hace libres. De verdad. Ya sé que es una frase bonita, un poco ingenua. La Cultura nos hace libres. Pero es cierta.

Y es lo que nos diferencia de las bestias. Lo decía el otro día Rogelio Blanco, ex director general del Libro. La Cultura, aseguraba, convierte al hombre en el ser más evolucionado de todas las especies que pueblan la Tierra. Un perro puede ser fiel, un gato, interesado, una loba, protectora con sus cachorros, pero no hay ningún animal, excepto el hombre —porque seguimos siendo animales, no lo olviden, incapaces de erradicar la violencia, el hambre y las desigualdades, aunque vivamos en una manada aparentemente armoniosa— que sea capaz de expresarse, de fabular, de crear mundos. Es algo tan evidente que no lo valoramos.


Del blog http://www.asambleadelicias.blogspot.com/

Así que no conviertan la Cultura en un mercado. No entierren aquellas manifestaciones culturales que no logren una rentabilidad económica inmediata. La Cultura no puede medirse en la misma balanza que el dinero. Su efecto no tiene nada que ver con un estómago lleno. Llena más bien la cabeza y perdónenme otra vez la ingenuidad, a veces también el corazón.

No. No recorten en Cultura, por favor. No nos corten las alas. No nos recorten la capacidad de soñar o de caer en abismos profundos. No nos limiten. No nos quiten la claves para comprendernos. Para entender lo que somos. Para darle sentido a lo que somos y a lo que hacemos.

Escribo todo esto porque los libreros de Ponferrada han tenido que recurrir a patrocinadores privados para salvar la Feria del Libro de este año. Y no deja de ser una derrota que la Cultura, con mayúsculas, sea siempre lo primero de lo que prescindimos.