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martes, 15 de febrero de 2011

Razón de ser

   


CUARTO CRECIENTE

Diario de León. Martes 8 de febrero de 2011

Una vieja regla periodística dice que los suicidios no son noticia. Es una regla que comparto. El problema aparece cuando detrás del descubrimiento de un cadáver se esconde una duda más que razonable sobre las causas de la muerte y el suicidio es sólo una de las hipótesis de la investigación, ni siquiera la primera, junto al homicidio o el asesinato.

El caso del joven ponferradino que sufrió un accidente de tráfico durante la madrugada del sábado, cuando circulaba por la carretera de Los Muelles, y apareció muerto el domingo en las compuertas del pantano de Bárcena, a unos doce kilómetros del lugar donde volcó su coche, es uno de esos sucesos ambiguos, que desconciertan a la familia y a los amigos tanto como a los agentes encargados de investigarlo.
 
La autopsia ha revelado -y ha sido la oficina de comunicación del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla y León quien ha difundido la noticia- que las lesiones que presentaba el cuerpo del joven de 23 años las había provocado «una precipitación desde una gran altura (65 metros), probablemente de origen suicida».

Poco más hay que decir. Poco más hay que escribir. Es el momento de callarnos todos. La autopsia deja claro que un suceso que llegó a movilizar a doscientas personas durante la madrugada del sábado -entre voluntarios, agentes de la Policía Nacional y Local y de la Guardia Civil, y que ha tenido a toda Ponferrada en vilo durante dos días- vuelve a ser un asunto privado.

Si acaso, no sobra recordar que los periodistas hemos estado haciendo nuestro trabajo. Y no resulta agradable contar ciertas cosas. A los funcionarios que participaban en el levantamiento del cadáver el pasado domingo no le gustó saber que tomábamos imágenes desde un mirador próximo a la presa del pantano. Comprensible. Lo que no comprendo todavía es su reacción posterior, ordenando a dos agentes de policía que requisaran las imágenes con el argumento de que podían interferir en la investigación.

Y ahora me gustaría que ustedes, que nos leen todos los días, opinen si la fotografía que reprodujo ayer la primera página del Diario de León sobra o, por el contrario, ha sido respetuosa con la víctima y con la voluntad de contarles a todos lo que realmente le sucedió. Porque ése es nuestro trabajo. Y por esa razón compran ustedes este periódico.



Compuertas del pantano de Bárcena.
Nos encontrábamos en el mirador de la derecha. (Foto: embalses.net)



NADA MÁS...
(Después de una semana)

Nos encontrábamos fuera del cordón policial. Hacíamos nuestro trabajo desde un mirador. Y no era agradable, lo repito. Pero tampoco teníamos de qué avergonzarnos. El fotógrafo del periódico para el que escribo esperaba a que cubrieran el cadáver de un joven que había desaparecido en circunstancias extrañas para tomar una imagen -a más de cien metros de distancia- del lugar donde lo habían encontrado muerto. Todavía no sabíamos que había sido un suicidio. Todavía hoy, a sus amigos les cuesta creerlo. Algunos prefieren pensar que sigue habiendo algo más...

Al final, la explicación que nos parecía más descabellada -que un taxista lo hubiera llevado al pantano después del accidente- hizo que encajara todo.  Y lo menos importante fue que durante una hora del domingo, la Policía nos tuviera retenidos cumpliendo una soprendente orden (verbal) judicial, porque nos negamos a entregarles la tarjeta digital de la cámara.

Nos dejaron ir. No nos quitaron la tarjeta, ni la cámara, aunque nos advirtieron de que podíamos incurrir en un "quebrantamiento de una medida cuatelar" si utilizábamos alguna imagen del levantamiento del cadáver.

Y al día siguiente, el periódico publicó la foto.

2 comentarios:

  1. una buena historia para contar en una facultad de periodismo...para palpar el periodismo real.

    oye, carlos, mira a ver si arreglas lo de los enlaces oootra vez. Un besín.

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  2. El sábado por la noche le estuvimos buscando entre una hilera de manzanos, con el suelo helado. Deambulábamos, más bien. Contárselo después a la gente era lo menos importante. (Y no pretendo presumir de nada. Maldita noche. Nefasto domingo para la madre del chaval).


    Gracias Sara. He arreglado lo de los enlaces con un truquito, porque cortando y pegando desde el periódico de forma ortodoxa no daba resultado. No sé si es mi pulso o la página web...

    Besos.

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