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martes, 12 de julio de 2011

El reloj


Juan García Arias sostiene a su hijo José Luis, en una imagen de 1931 o 1932.
(Archivo familiar de José Luis García Herrero)


CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 12 de julio de 2011

"Te mando con esta carta nuestro anillo de bodas", le escribió a su mujer Juan García Arias unas horas antes de que lo fusilaran en las tapias del cementerio de Puente Castro. La caligrafía es perfecta, la letra clara, pero algunas palabras aparecen borradas por las lágrimas. Y así se han conservado durante 75 años.

Es para llorar. La forma en que murió. Los motivos que buscaron para matarle. El tiempo que ha tenido que pasar para que Ponferrada comience a saber quién fue  su último alcalde republicano. Lo que hizo para evitar un derramamiento de sangre el 20 de julio de 1936. Y de lo que le sirvió.

Juan García Arias sólo fue alcalde durante diez semanas. En ese tiempo, demostró dos veces la clase de persona que era. La primera vez, participando en el rescate de las víctimas del accidente ferroviario en el túnel de Las Fragas, a seis kilómetros de la ciudad. Allí perdió un reloj de oro de bolsillo y la compañía ferroviaria para la que también trabajaba como inspector, decidió regalarle otro para agradecerle "su valor" y "su altruista y humanitaria acción".

La segunda vez que Juan García Arias demostró su valor y su humanismo fue encaramado en el balcón del Ayuntamiento, dirigiéndose a una masa de mineros enfurecidos por la rebelión de los militares, convenciéndoles para que no quemaran la iglesia de San Pedro y regresaran a Asturias, donde el coronel Aranda acababa de sumarse en Oviedo a la rebelión.

Nadie le regaló ningún reloj por aquel intento vano, porque entre los mineros asturianos y los guardias civiles que se habían concentrado en Ponferrada para levantarse en armas contra el Gobierno republicano prendió el odio en cuanto se cruzaron en la misma calle. Durante 24 horas, la ciudad fue un campo de batalla y el alcalde, que había encerrado en la cárcel municipal a los principales derechistas para evitar que alguien tuviera alguna tentación de lincharles, tuvo que esconderse en una casa y después alojarse en el Hotel Lisboa, donde lo detuvieron cuando el Ejército sublevado barrió la resistencia de los últimos mineros.

Nadie le premió con otro reloj. Al contrario. Le quitaron el que le habían regalado. Y después de 75 años, muerto el alcalde, y sin que haya ninguna calle en Ponferrada que le recuerde, ni ningún capítulo escrito sobre él en la historia oficial, uno se puede imaginar en qué clase de bolsillo terminó.


Juan García Arias, en su despacho de la alcaldía. 1936
(Archivo familiar de José Luis García Herrero)


LA HISTORIA OFICIAL

Primero sorprende. Después decepciona. Hace sólo dos años, el Ayuntamiento de Ponferrada celebraba su primer centenario como ciudad editando un voluminoso volumen con su historia. Arranca en la Edad de Piedra. Y en alguno de los capítulos, incluso hay espacio para reproducir el árbol genealógico de las principales familias burguesas de la ciudad en el siglo XIX. No hay ni una sola línea de Juan García Arias, ni de los sucesos del 20 de julio de 1936, ni de la represión, ni de los huidos que se echaron al monte, ni de los paseados en el Montearenas.
Después de decepcionar, amarga...

Aquí dejo el enlace con el reportaje que apareció en la Revista sobre el último alcalde republicano de Ponferrada, por si sirve de algo.


REVISTA
Diario de León. Domingo 10 de julio de 2011

El último reloj de Juan García Arias

2 comentarios:

  1. A mí, después de decepcionarme, más que amargarme me aflige, pues siento una profunda pena por esas personas que no han sabido dedicar, en este libro, ni una sola línea a estos hechos, a este hombre. De veras que me dan lástima, piensan que por ocultarlos nuestra memoria va a estar dormida, pero... se equivocan tanto. Estas personas despiertan en mí un sentimiento de conmiseración, no de amargura.
    Firma tu dentista.

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  2. Hola Sara. Estoy cansado de la gente que mira siempre hacia otro lado.

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