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miércoles, 11 de febrero de 2015

1844

1844 fue el año en que se publicó 'El Señor de Bembibre' y también
'La suerte de Barry Lyndon' adaptada al cine por Kubrick.
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 5 de febrero de 2015
 
En 1844, la reina María Cristina regresa a Madrid de su destierro y se instala en el Palacio de las Rejas para tratar de tutelar el reinado de su hija Isabel, que sólo tiene 14 años. Atrás queda la regencia de Espartero, el abrazo de Vergara, la guerra entre carlistas e isabelinos y la desamortización de los bienes del clero.
 
En 1844, José Zorrilla publica Don Juan Tenorio, que le dará fama, pero no dinero porque malvende sus derechos. Espronceda ha muerto. Larra lleva siete años enterrado. Y el Duque de Rivas ha logrado otro éxito con El desengaño en un sueño.
 
En Francia reina Luis Felipe de Orleans, el rey ciudadano, y el folletín alimenta los periódicos. Alejandro Dumas escribe Los tres mosqueteros y Víctor Hugo ya es un autor consagrado. Balzac y Flaubert hacen avanzar la novela. Y ha muerto Stendhal, el autor de Rojo y negro.
 
En la Inglaterra de la reina Victoria, William M. Thackeray publica La suerte de Barry Lyndon en el Fraser’s Magazine y alcanza una cima de la novela satírica al narrar en clave de falsa autobiografía el ascenso y caída de Redmond Barry. Despunta Charles Dickens, empieza a escribir Willkie Collins, y las hermanas Brönte preparan sus mejores obras.
 
En los Estados Unidos del destino manifiesto, Poe ha publicado El gato negro, quizá su cuento más inquietante, y está a punto de escribir su poema El cuervo. Hawthorne imagina La letra escarlata. Y Melville aún anda enrolado en una fragata después de navegar en los Mares del Sur con la tripulación de un ballenero.
 
La competencia es muy grande para un joven escritor español de una provincia interior en 1844. Hay talentos en todas partes. Novelas, dramas, poemas que resistirán el paso de los años. Y eso le está ocurriendo a El Señor de Bembibre, «una pequeña obra maestra» de Enrique Gil y Carrasco, dice su paisano Juan Carlos Mestre, maltratada por la muerte temprana del escritor y la desidia de los editores que ahora reedita Valentín Carrera. Porque el mejor homenaje que puede recibir su autor, en el bicentenario de su nacimiento y 171 años después de que la escribiera, es publicarla otra vez sin erratas, sin errores, y con ilustraciones de Mestre. Para que ustedes la lean.

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