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martes, 8 de noviembre de 2011

Uniformes


Cyla Cybulska y Jerzy Bielecki, en los años cuarenta
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 1 de noviembre de 2011
  
Jerzy Bielecki esperaba a su antigua novia en el aeropuerto de Cracovia con 39 rosas rojas, una por cada año que habían permanecido separados. Había conocido a Cyla Cybulska en Auschwitz, el peor lugar del mundo para enamorarse, y después de unos meses de charlas furtivas en el almacén de grano donde los nazis los habían puesto a trabajar, urdieron un plan para fugarse del campo de exterminio en el mes de julio de 1944, antes de que alguien tuviera la ocurrencia de enviarles a las cámaras de gas.

Jerzy, católico polaco que había sido arrestado acusado de pertenecer a la Resistencia, vestía un falso uniforme de las SS que se había confeccionado con retales robados y había sustraído un pase para transportar prisioneros. Disfrazado de oficial y haciéndose pasar por el rotttenfürer Steiner, consiguió sacar del campo a la judía Cyla y huir con ella. De noche, caminaban. De día, se escondían. Hasta que llegaron a un lugar seguro, en casa de un pariente de Jerzy que los acogió una temporada.

Luego él se unió a la Resistencia polaca y a ella la dejó refugiada con una familia católica. Jerzy quería luchar contra los nazis y pensó que aquella vivienda era el sitio adecuado para que Cyla le esperara. Y la guerra, claro, los acabó separando.


Jerzy y Cyla se reencontraron en 1983. (AP/ Archivo de la familia Bielecki)

Acabada la contienda, se dieron por muertos el uno al otro debido a una sucesión de malentendidos y rehicieron sus vidas con terceras personas, hasta que Jerzy contó su historia en la televisión y a Cyla se la contaron en Nueva York, donde vivía con su marido, otro judío superviviente del Holocausto que había abierto una joyería. Cyla localizó a su antiguo novio, se subió a un avión y aterrizó en Cracovia, donde él la estaba esperando con las 39 rosas rojas. Pero ni ella dejó a su marido, ni él a su esposa, y se siguieron viendo como buenos amigos, hasta que Cyla murió en el año 2005. Jerzy aparecía ayer en los obituarios.

Su historia se me ha cruzado cuando iba a hablarles de un celador acusado de incendiar la Reserva de Caza de Los Ancares aprovechándose de su indumentaria. Y a menos de que a alguien se le ocurra dejar 305 rosas rojas en el monte, una por cada hectárea quemada, lo único que tienen en común es un uniforme. El que usó Jerzy era un traje falso. En el caso del celador, detenido y puesto en libertad con cargos, un juez decidirá ahora si la falsedad estaba debajo.


ANIVERSARIO

Sólo un pequeño apunte para recordar que hace un año abrí este blog. Y hace un año que escribo una columna de opinión titulada Cuarto Creciente, cada martes en Diario León. El blog ha recibido 14.000 visitas en estos doce meses y han sido ochenta entradas; 52 columnas publicadas en papel, dos sólo para la red, algunos poemas (sólo hay tres que me gusten realmente, pero no pienso borrar ninguno), información sobre las presentaciones de El agujero de Helmand y algún que otro cuento, ya publicado o escrito expresamente para este espacio. Muchas gracias a todos. Sigo...

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