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domingo, 2 de diciembre de 2012

La marca España

 
España de pena, dice 'The Economist'
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 11 de octubre de 2012

España es una marca. Y como marca que somos, al Gobierno le preocupa la mala imagen que las protestas contra los recortes están causando en el exterior.

Le preocupa que el rostro descalabrado de un adolescente caído en las inmediaciones del Congreso después de una carga de los antidisturbios haga subir la prima de riesgo.

Le preocupa que tanta protesta de los funcionarios y de los profesores —los mineros de León ya no salen en los medios internacionales, ahora que sólo se quejan de los recortes salariales del empresario y no cortan carreteras— de los bomberos, y los interinos, y los obreros en paro, y los que viven del subsidio de desempleo o de la pensión del abuelo porque ya no tienen otros ingresos, acabe retrayendo las inversiones.

Quizá estemos abocados, con todo respeto, a convertirnos en un país de camareros, de aquellos camareros que tanto echaba de menos el hoy ministro Arias Cañete cuando se sentaba en una terraza del centro de Madrid y no le ofrecían unas gambitas, porque el hombre de la bandeja era latino y no estaba educado en los servilismos castizos.


La mejor forma de evitar imágenes como esta no es quitarle la cámara a los fotógrafos.
(A SERGIO PÉREZ, de REUTERS, no le quitaron la cámara, esta vez...)


Y mientras nos transformamos en una marca, en un casino gigante, en un lugar barato donde los alemanes pasan sus vacaciones, los que protestan en la calle, según el Gobierno, son poco menos que antipatriotas por dar mala imagen y no encuadrarse en esa mayoría silenciosa que oye, mira y calla. Y aguanta. Y se adapta.

Quédense en casa, nos están diciendo. No empeoren mas las cosas. Que nos están hundiendo la marca España en los mercados.

Claro.

Es mas fácil echarle la culpa de la crisis a quienes pagamos la hipoteca de un piso sobrevalorado por la burbuja inmobiliaria y señalar con el dedo a los que protestan porque la agravan, que reconocer que no van a dar con la solución quienes forman parte del problema, una clase política despilfarradora, clientelar, capaz de gastar el dinero de Europa en obras inútiles, seguramente para sacar tajada, que ha tenido la infeliz ocurrencia de asfixiar la economía para pagar su deuda, y que ahora añade la desvergüenza de acusar a los que se manifiestan de hundirnos más en la fosa que ellos mismos nos están cavando.


Otro juego de palabras. Esta vez de www.elcelatagarrapata.blogspot.com

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