«Eso de que me ofrecieron ser el número dos es un bulo», afirmaba Samuel Folgueral a este periódico unas horas antes de convertirse en regidor y desatar el terremoto político que le ha llevado a anteponer la alcaldía a su militancia socialista. «Me preguntó si tenía interés en la política, pero no hubo una declaración expresa. Yo ya había colaborado con el PSOE como arquitecto y aunque lo agradecí mucho, ni lo valoré», matizó reconociendo que en el 2003 Velasco le sondeó. Si entonces no quiso entrar en política, ahora no ha querido salir del Ayuntamiento por la puerta falsa. El ‘no’ se lo ha dicho a Rubalcaba.
Hijo de un capitán de la marina mercante que pasaba largas temporadas en el mar, nieto de un sastre que dibujaba patrones con una tiza en un local de la calle del Reloj, arquitecto, copiloto de rallies de asfalto, y alcalde después de un pacto con Ismael Álvarez —al que Velasco puso tantas veces en la picota— que ha dejado en la cuerda floja al propio Rubalcaba, a Samuel Folgueral le costó decidirse a entrar en política. Pero una vez tomada la decisión —en el verano del 2010 por fin dijo sí al PSOE, pero encabezando la lista— ha jugado a lo grande, aunque la sombra de Álvarez y su condena por acoso sexual amenace con marcar toda su trayectoria en el Ayuntamiento. «Siempre he hecho lo que he querido; no me siento frustrado por nada», decía hace dos años a otro medio. Y después de darse de baja en el PSOE para conservar la alcaldía, la frase va cogiendo eco.
Samuel Folgueral nació en un momento en que muchos niños todavía venían al mundo con ayuda de matronas o en sanatorios privados. El primer hijo del capitán Samuel Folgueral y la maestra Obdulia Arias lo hizo el 9 de octubre de 1963 en la clínica del doctor Freirías, muy cerca de la estación de ferrocarriles. Folgueral, que estuvo a punto de estudiar Filosofía, se siente a gusto pensando que la cercanía de los trenes le enseñó muy pronto que todo en la vida es pasajero. Los que le conocen bien, sin embargo, saben que si hay algo que le marcó desde muy temprano fue el oficio de su abuelo Nicanor y sus trazos de tiza sobre los patrones de sastre. «Mi madre dibujaba muy bien, y mi abuelo siempre estaba con las tizas sobre las telas», aseguraba el propio Folgueral para explicar su inclinación por la arquitectura.
Orgulloso de su padre
El nueve de Cruyff. Con diez años, Folgueral dormía con ese número cosido al pijama |
PERFIL
Diario de León. Martes 19 de marzo de 2013
Escucha a The Cure. Tiene una perra que se llama Clotis. Estudió hasta quinto de Primaria en la escuela de su madre. Y en la temporada 1973-74, el primer curso de Cruyff en el Barça, dormía con un pijama que, gracias a la pericia con la Singer de su abuela Obdulia, llevaba cosido a la espalda el número nueve de la leyenda holandesa del fútbol. El nuevo alcalde de Ponferrada no siempre dijo que sí a la política y a sus pactos. De hecho, hace ahora una década, cuando escuchó los primeros cantos de sirena del PSOE sin haber cumplido los cuarenta años, le dijo que no a Charo Velasco.
Escucha a The Cure. Tiene una perra que se llama Clotis. Estudió hasta quinto de Primaria en la escuela de su madre. Y en la temporada 1973-74, el primer curso de Cruyff en el Barça, dormía con un pijama que, gracias a la pericia con la Singer de su abuela Obdulia, llevaba cosido a la espalda el número nueve de la leyenda holandesa del fútbol. El nuevo alcalde de Ponferrada no siempre dijo que sí a la política y a sus pactos. De hecho, hace ahora una década, cuando escuchó los primeros cantos de sirena del PSOE sin haber cumplido los cuarenta años, le dijo que no a Charo Velasco.
«Eso de que me ofrecieron ser el número dos es un bulo», afirmaba Samuel Folgueral a este periódico unas horas antes de convertirse en regidor y desatar el terremoto político que le ha llevado a anteponer la alcaldía a su militancia socialista. «Me preguntó si tenía interés en la política, pero no hubo una declaración expresa. Yo ya había colaborado con el PSOE como arquitecto y aunque lo agradecí mucho, ni lo valoré», matizó reconociendo que en el 2003 Velasco le sondeó. Si entonces no quiso entrar en política, ahora no ha querido salir del Ayuntamiento por la puerta falsa. El ‘no’ se lo ha dicho a Rubalcaba.
Tres tizas de sastre |
Hijo de un capitán de la marina mercante que pasaba largas temporadas en el mar, nieto de un sastre que dibujaba patrones con una tiza en un local de la calle del Reloj, arquitecto, copiloto de rallies de asfalto, y alcalde después de un pacto con Ismael Álvarez —al que Velasco puso tantas veces en la picota— que ha dejado en la cuerda floja al propio Rubalcaba, a Samuel Folgueral le costó decidirse a entrar en política. Pero una vez tomada la decisión —en el verano del 2010 por fin dijo sí al PSOE, pero encabezando la lista— ha jugado a lo grande, aunque la sombra de Álvarez y su condena por acoso sexual amenace con marcar toda su trayectoria en el Ayuntamiento. «Siempre he hecho lo que he querido; no me siento frustrado por nada», decía hace dos años a otro medio. Y después de darse de baja en el PSOE para conservar la alcaldía, la frase va cogiendo eco.
Samuel Folgueral nació en un momento en que muchos niños todavía venían al mundo con ayuda de matronas o en sanatorios privados. El primer hijo del capitán Samuel Folgueral y la maestra Obdulia Arias lo hizo el 9 de octubre de 1963 en la clínica del doctor Freirías, muy cerca de la estación de ferrocarriles. Folgueral, que estuvo a punto de estudiar Filosofía, se siente a gusto pensando que la cercanía de los trenes le enseñó muy pronto que todo en la vida es pasajero. Los que le conocen bien, sin embargo, saben que si hay algo que le marcó desde muy temprano fue el oficio de su abuelo Nicanor y sus trazos de tiza sobre los patrones de sastre. «Mi madre dibujaba muy bien, y mi abuelo siempre estaba con las tizas sobre las telas», aseguraba el propio Folgueral para explicar su inclinación por la arquitectura.
Folgueral vivió en la calle del Reloj hasta 1970. Foto: Wikipedia |
El matrimonio Folgueral-Arias vivió con los abuelos paternos en la calle del Reloj hasta que Samuel, el mayor de cuatro hermanos, cumplió los siete años. Después se mudaron a lo que hoy es el barrio del Temple, donde Obdulia era la maestra de la Escuela Santa Catalina, en un descampado de tierra que por entonces se llamaba calle F-110 y que hoy, rodeada de edificios, lleva el nombre Nicomedes Martín Mateos. Lo recuerda uno de sus amigos de infancia, el hostelero Emilio Calleja, con el que Folgueral compartió sus primeros años de escuela. «Era un chico travieso. Buen estudiante. Y jugamos al fútbol en el campo de la Minero. Él era del Barça y yo del Madrid», contaba días atrás Calleja, que ha recuperado la amistad con Folgueral en los últimos años. «Ahora vamos juntos a ver a la Ponferradina. Y está al día», asegura Calleja.
Aquellos eran los años de Pirri y Zoco en el Real Madrid. De Rexach en el Barça. Hasta que llegó Cruyff, y la abuela Obdulia le cosió el número nueve de su ídolo en el pijama.
Aquellos eran los años de Pirri y Zoco en el Real Madrid. De Rexach en el Barça. Hasta que llegó Cruyff, y la abuela Obdulia le cosió el número nueve de su ídolo en el pijama.
Orgulloso de su padre
Calleja recordaba que además del fútbol, Folgueral hablaba mucho de su padre.«Estaba orgulloso». Samuel Folgueral padre, que trabajó para distintas navieras, podía regresar a Ponferrada desde cualquier parte del mundo. Y eso también dejó huella en su hijo mayor. Cuando decidió estudiar arquitectura —un camino intermedio entre el deseo paterno de que fuera ingeniero y el de Samuel de estudiar Filosofía— lo hizo en La Coruña y no en Valladolid, donde le hubiera correspondido. «Yo tenía claro que quería ir a un sitio de mar», asegura el alcalde.
El arquitecto del PSOE
El arquitecto del PSOE
Casado con Manuela Sánchez, padre dos hijos —Mario de 17 y Samuel (Iago) de 11— Folgueral ya advertía el día antes de ser alcalde que su prioridad será el Ayuntamiento, pero no se alejará del todo de su despacho de arquitectura. Se ha reservado además la delegación de Urbanismo y Vivienda y entiende que no tiene por qué haber suspicacias. Conoce el oficio, aseguraba la semana pasada. Y eso, insistió, será bueno para el Urbanismo de Ponferrada.
Pero la cadena de Folgueral tiene sus contradicciones. Porque si la sastrería de su abuelo, la escuela de su madre y los barcos de su padre le llevaron a la arquitectura, y la arquitectura le ha abierto las puertas del Ayuntamiento, su nuevo ‘oficio’ de alcalde le ha cerrado ahora las del PSOE.
Pero la cadena de Folgueral tiene sus contradicciones. Porque si la sastrería de su abuelo, la escuela de su madre y los barcos de su padre le llevaron a la arquitectura, y la arquitectura le ha abierto las puertas del Ayuntamiento, su nuevo ‘oficio’ de alcalde le ha cerrado ahora las del PSOE.
Samuel Folgueral, un día antes del Pleno que le hizo alcalde de Ponferrada, a las puertas dela antigua Escuela Santa Catalina, donde su madre le dio clase. Foto. L. DE LA MATA |
La negativa de Folgueral a dejar el cargo ha estado a punto de costarle el puesto al secretario de Organización, Óscar López, pero hubo un tiempo en que el arquitecto asesoraba a los portavoces socialistas municipales en cuestiones urbanísticas, desde Charo Velasco —a la que ayudó a diseñar su apuesta por la Ciudad de la Energía— a Fernando de la Torre —para el que elaboró un plan de movilidad. Folgueral llamó la atención de la corriente dominante en el socialismo local que en el año 2010 trataba de recomponer la agrupación y que hoy ha dejado el PSOE con él o se ha quedado huérfana en la ejecutiva local. «Yo no le conocía, pero me reuní con él y comprobé que era tal y como decían; una persona abierta, dialogante y de ideas muy progresistas», aseguraba el hoy concejal de Seguridad Ciudadana, Aníbal Fernández.
Folgueral tenía un perfil atractivo para el PSOE. En la biografía que por entonces distribuyó el partido, ansioso por ofrecer una imagen renovadora, se ponía énfasis en la afición por la velocidad de la nueva cara del socialismo. Porque entre el 2002 y el 2007, primero en un Seat Ibiza Cupra por las carreteras de Castilla y León y después en un Mitsubishi por las de toda España, Folgueral fue copiloto de Conrado Fernández y de Antonio Garrido. «El copiloto es la oficina del coche. Y el piloto es pericia y habilidad», decía el futuro alcalde un día antes de la tormenta política que se ha desatado en Ponferrada. Y parece que ya estuviera anticipando lo que se le venía encima.
Folgueral tenía un perfil atractivo para el PSOE. En la biografía que por entonces distribuyó el partido, ansioso por ofrecer una imagen renovadora, se ponía énfasis en la afición por la velocidad de la nueva cara del socialismo. Porque entre el 2002 y el 2007, primero en un Seat Ibiza Cupra por las carreteras de Castilla y León y después en un Mitsubishi por las de toda España, Folgueral fue copiloto de Conrado Fernández y de Antonio Garrido. «El copiloto es la oficina del coche. Y el piloto es pericia y habilidad», decía el futuro alcalde un día antes de la tormenta política que se ha desatado en Ponferrada. Y parece que ya estuviera anticipando lo que se le venía encima.
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