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lunes, 20 de enero de 2014

Tratado de alquimia



Gárgola de Notre Dame, con el río Sena al fondo.
 FOTO de MICHAEL REEVE (Wikipedia)

EL MISTERIO QUE NUNCA SE PUEDE ATRAPAR


La fuente de la eterna juventud. El elixir de la vida. La transmutación del oro. Y la 'Gran Obra', el descubrimiento de la piedra filosofal. En París, a principios del siglo XX, vivió un alquimista que escondía su verdadera identidad bajo el nombre de Fulcanelli. Es el autor de El misterio de las catedrales, un libro intrigante, dicen quienes lo han leído, que mezcla el arte gótico con el simbolismo de la alquimia.
 
El enigmático Fulcanelli, que residió en una buhardilla de la calle Rochechaurt, es el protagonista del microrrelato Tratado de Alquimia, uno de los tres cuentos breves -brevísimos- que incluye Tierra adentro y otros cuentos de naufragios; doce narraciones y un relato por entregas publicados en versión digital por la editorial Leer-e en su colección Libre-e, que dirigen Marta Rivera de la Cruz y Martín Casariego.  ¿El tema del cuento? La vida, que se nos escapa mientras le buscamos un sentido. Y es que hay misterios que nunca se podrán atrapar en un libro....
 
 
Cayuco frente a un barco de Salvamento Marítimo. FOTO de Wikipedia
 
 
Tratado de Alquimia, es un inédito y uno de los microrrelatos de los que estoy más satisfecho. Los otros dos que aparecen en el libro hablan de otro tipo de náufragos. Los que se ahogan en el mar -El cayuco- y los que nos sacan a flote -Náufragos-. Los habéis podido leer en este blog y en Diario de León. Os los dejo aquí de nuevo, para que os hagáis una idea del resto del libro, aunque el mejor lugar para leerlos es encajados en el volumen editado por Leer-e. 
 
 
EL CAYUCO
 
Un cayuco navega con sueños profundos. Viene de Mauritania o el Senegal, cargado de oportunidades, y siguiendo las corrientes del Océano Atlántico, se ve envuelto en un violento temporal que le hace zozobrar antes de tocar tierra en las Islas Canarias. Cuando los inmigrantes despiertan, el cayuco navega con el vientre lleno de piedras.
 
 
Cayucos en Senegal. FOTO de J. PEREIRA. (Wikipedia)
  
NÁUFRAGOS
 
Cuando la tripulación del pesquero recogió a los diecinueve náufragos de aquella patera hundida en el Mediterráneo, todos supieron que estaban rescatando lo mejor de sí mismos.
 
 


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