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Los actores de Cuenta conmigo, adaptación de la novela de Stephen King |
Diario de León. Jueves 22 de noviembre de 2012
Teníamos 14 años, leíamos libros de Stephen King y por las tardes cogíamos
las bicicletas y pedaleábamos por las carreteras secundarias del Bierzo Alto.
Noceda, Folgoso, Castropodame, Turienzo Castañero, Viloria.
Recuerdo algunas tardes en la carretera de Viloria, montado en la bicicleta
roja, una BH con las ruedas grandes, brillante, circulando con tres amigos por
los caminos que conducen al río Boeza. Recuerdo un molino ruinoso junto al río.
Un montón de piedras, una puerta desvencijada, la sombra de los chopos, las
moscas. No recuerdo si quedaba algo de la rueda que movía el agua, pero todo
aquello se parecía demasiado a los escenarios de las historias de terror que
leíamos.
Leíamos a Stephen King y veíamos películas del videoclub. O nos las
contábamos mientras íbamos en pelotón con las bicicletas, subíamos cuestas entre
castaños o nos parábamos en las cunetas.
Recuerdo una película en especial. La recuerdo porque la he visto hace poco.
Contaba la historia de unos chavales de 14 años como nosotros. Cuatro amigos que
seguían el curso de las vías para encontrar el cadáver de un niño. La infancia y
el horror.
Lo recuerdo ahora que he vuelto a la carretera de Viloria y escribo del horror en un periódico. Una mujer descuartizada en dos maletas. Un antiguo
cargadero de carbón donde duermen indigentes. Un cuchillo. Un hacha. Alcohol.
Porros. Y terror. Un terror real que demuestra que ese horror de algunas novelas
está más cerca de lo que creemos. Lo tenemos en el patio trasero de nuestras
casas, al acecho, y a veces se nos cuela dentro. No queremos verlo. Pero forma
parte de lo que somos.
El hombre que el pasado sábado descuartizó a su pareja en la carretera de
Viloria ha dicho que se volvió loco. Completamente loco. Y no hace falta leer a
Stephen King, ni ver viejas películas de River Phoenix basadas en sus novelas
para comprender que en ocasiones la realidad engendra pesadillas tan macabras
que desbordan las costuras del guión más atrevido y de las más oscuras historias
de terror que alguna vez haya leído un adolescente.
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