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miércoles, 20 de febrero de 2013

El porqué de las cosas

Cartel de A sangre fría
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 14 de febrero de 2013

Me dicen que apenas contamos el porqué de las cosas. Decimos lo que pasa, a quién le sucede, cómo ocurre, cuándo y dónde. Pero casi nunca por qué. Es el pecado del periodismo que viene.

Me ponen el ejemplo de Truman Capote. A sangre fría no es sólo la crónica de un asesinato. Es una indagación en los orígenes de un asesino. Pero pocas veces encontramos un retrato tan profundo en los medios. No hay tiempo. No hay suficientes profesionales. No es rentable.

Ocurre sobre todo en los nuevos soportes digitales, esclavos de la inmediatez y reyes del corta y pega sin contraste. «Cuando abro un periódico o una página de periodismo digital, busco historias y no las encuentro», dice en una entrevista el veterano Javier Reverte, autor de largos reportajes, de libros de viajes y novelas que siguen la estela de Capote.

Y aquel nuevo periodismo de Capote ya es el viejo y buen periodismo que echa de menos Reverte. El que cuenta el porqué de las cosas, que es la pregunta más difícil de responder. Pero también la más necesaria.
 
Para entender la crisis, no debemos contar que hay seis millones de parados y que la reforma laboral no crea empleo. Debemos preguntarnos por qué.

No basta con saber que el Gobierno corta el grifo de las ayudas a la minería. Hay que preguntarse por qué lo hacen.

Y no sirve de nada publicar los papeles de Bárcenas si nadie se pregunta por qué se sentía tan seguro. O por qué Urdangarín, el yerno del Rey, se arriesgaba a ganar dinero con manejos sucios.

Las respuestas están ahí. Y esperan que las encontremos. Ahí está la burbuja inmobiliaria, la Ley del Suelo, las hipotecas basura, el sistema financiero, el dinero sin control que han recibido los empresarios mineros. Y la impunidad.

Y si nuestros periódicos, digitales o en papel, ya no responden a todo eso, si no son capaces de explicar que la corrupción es la causa de la pobreza, pregúntese ustedes también por qué.

«Literatura y periodismo son dos brazos de un mismo río», decía Capote. Y mucho me temo que en este país nos estamos quedando mancos.

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