Buscar este blog

miércoles, 20 de febrero de 2013

El callejón de los esperpentos

 
Cartel de una representación de Luces de Bohemia
 en el Centro Dramático Nacional
 
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 7 de febrero de 2013

Todas las ciudades tienen sus callejones importantes.
 
Madrid tiene el Callejón del Gato, donde Max Estrella solía mirarse en los espejos que deforman la realidad. Hasta que una noche se dejó morir.
 
Se trata de una calleja del centro de la ciudad, lugar de paso de turistas que buscan el Madrid más chulapo, y esconde una cervecería bastante concurrida, que hace honor a la obra del teatro del manco Valle-Inclán con una fachada acristalada que devuelve los reflejos deformados de los caminantes.
 
Después de la operación Caballo de Troya —qué nombre tan literario— ya podemos decir que Ponferrada también tiene un callejón parecido. Es el pasaje de Fernández Luaña, sede de las empresas del grupo Martínez Núñez y lugar de encuentro de adolescentes indignados que protestan contra la delincuencia de cuello blanco, de policías madrileños y gallegos que investigan una trama de blanqueo de dinero, y de periodistas bercianos que aguardan en la calle a que acaben los registros con orden judicial, como el que les escribe esto.
 
En el pasaje de Fernández Luaña no hay espejos que deformen la realidad. La realidad ya se muestra bastante deformada por sí sola.
 
En ese pasaje peatonal en el corazón de Ponferrada, se cruza uno con mucha gente que está de paso. Gente que mira a los agentes de policía cargados con ordenadores. Al cerrajero que entra con unas brocas para abrir una caja fuerte que esconde vete a saber cuánto dinero. Y a los compañeros del periódico de enfrente, que pertenece al grupo investigado y no han dejado de hacer su trabajo. Aunque lleven meses sin cobrar su sueldo y los propietarios del diario que les tiene contratados guarden fajos de billetes de 500 euros en la caja fuerte de un banco que está sólo a cincuenta metros de ellos.
 
Es nuestro callejón de los esperpentos. Y si Valle-Inclán levantara la cabeza y viera lo grotesca que puede resultar una mañana de espera bajo la lluvia, se daría cuenta de que a veces, la realidad puede ser tan absurda que no necesita ningún espejo que la deforme.


Reflejos en el Callejón del Gato de Madrid. De la web minube.

No hay comentarios:

Publicar un comentario