Los zapatos colgados de un cable, el 27 de diciembre de 2010 (Foto del autor del blog. Podéis usarla con libertad. Y si citáis su procedencia hacéis un amigo) |
Diario de León. Martes 28 de diciembre de 2010
Dos zapatos negros cuelgan de un cable sobre la antigua carretera Nacional VI, muy cerca del cruce del acceso a Villaverde de los Cestos. Están a la intemperie, permanentemente expuestos a la lluvia y a la helada, y cuando sopla el viento con fuerza o circula un camión muy voluminoso por la carretera, se mueven y parece que caminen en el aire.
He pasado alguna vez bajo su suela, conduciendo mi coche, y siempre me he preguntado qué significado tienen. Hoy he sabido que dos zapatos colgados son un ejemplo de shoefiti -del inglés shoe (zapato) y grafiti-; una muestra de arte callejero que se ha hecho muy popular en los suburbios más conflictivos de las ciudades norteamericanas. El shoefiti puede tener múltiples significados. Buenos y malos. Dos zapatos con los cordones atados a un alambre pueden anunciar una boda inminente en el barrio o comunicar que alguien ha perdido la virginidad. Pero también pueden interpretarse como la marca de alguna banda callejera, que defiende su territorio, o incluso formar parte de un código secreto que señala un lugar donde se vende droga o donde la mafia ha cometido un asesinato. Los dos zapatos serían entonces un trofeo. Un aviso. Una forma de extender el miedo.
Estoy seguro de que ninguno de estos significados tan siniestros pueden explicar la presencia de los dos zapatos negros sobre la antigua Nacional VI, muy cerca del cruce con Villaverde de los Cestos. Quizá todo sea una broma. Un guiño que desconozco. Pero cada vez que pienso en ese calzado balanceándose en el cable, me viene a la cabeza una vieja leyenda de Granada. Cuenta la historia de un veleta de hierro colocada por algún potentado sobre el tejado del Palacio del Gallo de Viento. Cada vez que la veleta se movía, sacudida por las corrientes de aire, los habitantes de Granada sabían que se acercaba una desgracia. Y se escondían en sus casas.
La Alhambra de Granada. Sus paredes son un libro |
Así que no dejo de pensar que los dos zapatos deben ser una metáfora. Las botas de algún minero de la última Marcha Negra, que pasó muy cerca. La marca de la minería que se muere, atada a una fecha de cierre. Y como estoy seguro de que nadie va a mover un dedo para salvarnos, si queremos llegar a alguna parte, va siendo hora de que usemos las manos para desatarnos los cordones del alambre y calzarnos los zapatos, que el camino que nos queda por delante está lleno de piedras.
Los mismos zapatos negros, sobre el cruce de Villaverde de los Cestos |