Grabado de Juan Carlos Mestre. www.juancarlosmestre.com |
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. 7 de diciembre de 2010
Juan Carlos Mestre, penúltimo Premio Nacional de Poesía, tenía 14 años cuando leyó un verso que cambió su vida; «la belleza no es un lugar donde van a parar los cobardes». El poema se titulaba Sublevación. Y el poeta que lo había escrito era Antonio Gamoneda, que al día de hoy no necesita ninguna presentación.
Mestre y Gamoneda han estado estos días en la Feria del Libro de Guadalajara, México, hablando de poesía y de libertad y del valor de la palabra en una mesa compartida, entre otros, con Gustavo Martin Garzo, que citó a Octavio Paz para pregonar que «la poesía vuelve habitable el mundo». Mestre fue más lejos. Dijo que la poesía pone voz a lo que está «a la intemperie». A los olvidados. Y volvió a aludir a Gamoneda para añadir que ante la «soberbia obstinación del poder para mentir», la voz de los poetas supone «una sublevación inmóvil».
Visto así, todos los periodistas deberíamos ser poetas. O músicos de rock. O raperos, porque el rock ya no es lo que era. Mañana se cumplen 30 años del asesinato de John Lennon, poeta musical, abanderado de causas perdidas, una voz crítica con el sistema, que llegó a ser investigado por los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, temerosos del poder de sublevación de sus palabras. A Lennon lo mató un joven trastornado, lector de El Guardian Entre El Centeno, de Salinger, que no encontró otra forma de sublevarse que vaciarle el cargador de un revólver del calibre 38 a las puertas del edificio Dakota de Nueva York.
Yoko y John. La portada más famosa de la revista RollingStone en el número de enero de 1981. Procede de la última sesión de fotos del cantante, el 8 de diciembre de 1980 -el mismo día en que murió asesinado- realizada por ANNIE LEIBOVITZ. |
Pero los servicios de inteligencia de los Estados Unidos se concentran estos días en otra voz. No es la de un músico. Ni la de un poeta. De hecho, ni siquiera se oye. Es la de un periodista y le basta Internet para haber desencadenado una verdadera sublevación inmóvil. Su nombre es Julian Assange, fundador de la página Wikileaks -que tampoco necesita ninguna presentación- y ha puesto contra las cuerdas a la diplomacia mundial difundiendo miles de documentos que nos descubren las miserias de la alta política. Y ahora les voy a hablar del verso que puede cambiar nuestras vidas. Se titula insurance.aes256, pesa 1,4 gigabytes, y es un archivo encriptado, colgado en Wikileaks, que sólo se abrirá en caso de que le ocurra algo a Julian Assange. Yo no lo he leído. No tengo los conocimientos necesarios para atreverme a desencriptarlo, pero intuyo que sin esconder ninguna belleza, ya está haciendo más habitable este mundo.
Julian Assange, fundador de Wikileaks. contrapunto2002.blogspot.com |
justo y certero. y dulce, como un málaga virgen. cada día me gusta más tu columna.
ResponderEliminarGracias. Y a mí cada día me gustan más los relámpagos que escribes en tu blog...
ResponderEliminarTambién Lorca tuvo cuatro lunas.
ResponderEliminarMe atrevo a pedirte algo: más poemas entre prosa y prosa. Tu blog me ha dado hambre de poesía.
Noche de cuatro lunas
y un solo árbol,
con una sola sombra
y un solo pájaro.
Busco en mi carne las
huellas de tus labios.
El manantial besa al viento
sin tocarlo.
Llevo el No que me diste,
en la palma de la mano,
como un limón de cera
casi blanco.
Noche de cuatro lunas
y un solo árbol.
En la punta de una aguja
está mi amor ¡girando!
LUNES, MIÉRCOLES Y VIERNES (De Canciones de Luna)
ResponderEliminarYo era.
Yo fui,
pero no soy.
Yo era...
(¡Oh fauce maravillosa
la del ciprés y su sombra!
Ángulo de luna llena.
Ángulo de luna sola.)
Yo fui...
La luna estaba de broma
diciendo que era una rosa.
(Con una capa de viento
mi amor se arrojó a las olas.)
Pero no soy...
(Ante una vidriera rota
coso mi lírica ropa.)
-Y si alguna noche me siento intrépido, colgaré la luna de la Casa del Gallo de Viento, que estaba en Granada y tenía una veleta de hierro que se movía para anunciar las desgracias- (Gracias y bienvenida al ciberespacio)
Bienvenidos sean los intrépidos que llenan las noches oscuras de lunas brillantes, día sí, día no.
ResponderEliminarEspero impaciente esa luna granadina.
ayer vi un reportaje sobre periodistas de verdad, que aman su trabajo, y arriesgan sus vidas por contar la verdad, dieron un dato escalofriante! en pasado año callaron las bocas de 100 periodistas con un tiro, (vamos que se los cargaron) o murieron en guerras absurdas por darnos a conocer las miserias del mundo. Creo que necesitamos a mas gente como este tipo, y a mas como tú! recuerda que el que hace lo que puede, hace bastante más que el resto!!!(tu jefa)
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