Tlaquepaque. Guadalajara. (A los funambulistas de Ciudad de México no me atreví a fotografiarles) |
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 6 de diciembre de 2011
Esta columna se la voy a dedicar a los alumnos de la Escuela Preparatoria número cuatro de Guadalajara, Jalisco, que el jueves me preguntaron por la muerte. Empiezo a pensar que fue un atrevimiento responderles.
En Guadalajara, la segunda ciudad más grande de México, hay un mercado cubierto que daría para escribir un reportaje sobre cada pasillo y cada puesto de mercancías. A diario, se pueden pasar por el mercado de San Juan de Dios hasta diez mil personas. Y allí se puede encontrar de todo y casi todo barato. Falsas zapatillas de marca, películas pirateadas, o equipos de alta fidelidad pasados de moda, frutas exóticas, verduras, vísceras sin refrigerar, o cerdos abiertos en canal, con el olor de la carne recién muerta. Siempre hay gente comiendo enchiladas y tacos y guacamole, y en todas partes, bullicio, desorden, olor a fritura, vida…
Viéndoles, me vienen a la cabeza algunos recuerdos de la plaza de abastos de Bembibre, que no era tan grande, ni tan desordenada, pero hace treinta años tenía el mismo bullicio que el mayor mercado de Guadalajara.
Mercado de San Juan. Guadalajara. México. 1 de diciembre de 2011 (Foto del autor de este blog) |
Viéndoles, me vienen a la cabeza algunos recuerdos de la plaza de abastos de Bembibre, que no era tan grande, ni tan desordenada, pero hace treinta años tenía el mismo bullicio que el mayor mercado de Guadalajara.
Tres días después, en un cruce de la Ciudad de México, encuentro a tres funambulistas encaramándose unos encima de otros para conseguir unas monedas de los conductores parados frente a un semáforo en rojo. Antes de que se ponga ámbar, el castillo humano se ha derrumbado y los tres se ponen a salvo del tráfico. Sus equilibrios para ganar dinero son mucho más sofisticados que la venta de pañuelos en el cruce de La Puebla con Huertas de Sacramento, en Ponferrada, pero el resultado es el mismo. Ningún conductor baja la ventanilla.
José Manuel de la Huerga, el que escribe este blog y Vicente Álvarez de la Viuda. 1 de diciembre de 2011 |
Vengo de Guadalajara y he visto otro tipo de bullicio más refinado en la Feria Internacional del Libro. Pasillos anchos, estanterías llenas de novelas, ensayos y libros de poemas. Premios Nobel, figuras en ciernes de la literatura, pensadores, poetas haciendo equilibrios entre enjambres de adolescentes, como los de la Prepa cuatro, que el jueves me preguntaron por la muerte. Sí. Medio centenar de adolescentes de un país donde la muerte es Santa y la vida es un bullicio permanente a pesar de la pobreza, la inseguridad y la sombra del narco, que mató a 20 personas justo antes de la feria, preguntándome por qué escribo sobre la muerte.
Escribo de la muerte porque forma parte de la vida, les dije ingenuamente. Como si no lo supieran ellos mejor que yo.
CUARTO CRECIENTE SALE LOS JUEVES
El Diario de León traslada Cuarto Creciente de día y de página. La columna pasa de los martes a los jueves y de la página 5 de Opinión (o la 7, o la 9, dependiendo de la profundidad del tema de A Fondo) a la página 4, (o la 6, o la 8), bajo la fotografía del día. El cambio es intrascendente para este blog, pero espero que a todos aquellos que os habéis acostumbrado a leerla en papel los martes no os cueste encontrarla.
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