Pintura de VANIA YUNUSIC |
CUARTO CRECIENTE
Diario de León, Jueves 21 de junio de 2012
Hoy me he propuesto no escribirles de los tres senadores del PP. Ni de los tres diputados del PP. Ni de los 19 concejales del PSOE que se enceraron en los ayuntamientos hasta ayer. Decidan ustedes quienes son los héroes y los traidores en el conflicto que mantiene el carbón con el Gobierno.
Decidan si están justificados los cortes de carretera, las batallas contra los antidisturbios, los camiones atravesados, los atascos, y también, todo hay que contarlo, los primeros conductores heridos en Asturias, después de estrellarse contra alguna barricada de árboles talados, o los reproches al alcalde de Ponferrada, acorralado en un bar, ayer por la mañana.
Recuerden, en cualquier caso, lo que se están jugando. Un puesto de trabajo en una España intervenida —o casi— con cinco millones y medio de parados y un sistema financiero convertido en un agujero (negro) donde desaparecen miles de millones de euros.
Decidan si la protesta es proporcionada. Si hay motivos para la esperanza.
No se olviden de que además de los cortes de carretera, hay mineros encerrados en el pozo, mujeres expulsadas del Senado, una huelga indefinida y una marcha negra fraguándose, como las tormentas de verano.
Decidan si hay formas de protestar más efectivas. Decidan si tienen alternativas.
Y decidan lo que decidan, no se olviden de valorar lo que están haciendo los políticos por ellos. Procuren, por si acaso, no dejarse engañar por gestos vacíos y palabras altisonantes que luego tienen poco peso. No pasen por alto que la política en la España del turno de partidos funciona siguiendo la teoría de los vasos comunicantes: los que hoy están quejándose, mañana se esconderán debajo de una piedra. Y viceversa. Y los que se rebelan, acaban aplastados por la piedra donde no quieren esconderse.
Y con todo esto fórmense una opinión cabal de lo que pasa. Juzguen ustedes mismos hacia dónde nos lleva. Y encuentren la razón de la sinrazón que a su razón se hace, a ver si entre todos somos capaces de introducir un poco de cordura en esta novela de caballerías.
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