Funeral por Abdul Razaq. Bembibre 18 de junio de 1977. Cortesía de M.A. CEBRONES |
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 14 de junio de 2011
Vicente Nieto Canedo, que durante la Guerra Civil luchó en la Columna Mangada, no sabe si alguna vez mató a alguien. Vicente tomaba fotos de la retaguardia con una cámara de 13 pesetas y suele contar que disparaba al aire en el Alto de los Leones para que los de Franco no pasaran. Pero no se preocupaba de comprobar si las balas iban al cielo o acertaban en el pecho de algún soldado nacional.
Vicente Nieto Canedo ha donado cinco mil fotografías al Ministerio de Cultura y una selección de sus imágenes ha podido verse estos días en el campus de Ponferrada. A sus 97 años, y con el brazo roto, no ha querido perderse la oportunidad de volver a la ciudad que dejó cuando era un adolescente y jugaba a imprimir negativos sobre el papel fotográfico, sin sumergir la imagen en líquido revelador. Y claro, aquellos esbozos de fotografías se perdían irremediablemente en cuestión de segundos.
Ceremonia fúnebre siguiendo el rito musulmán, en el Campo de los Juncos. Foto inédita cortesía de M.A.CEBRONES. |
No se ha perdido, afortunadamente, una fotografía histórica que no tomó Vicente Nieto Canedo, que no es tan perfecta como sus imágenes en blanco y negro, pero que ha ganado poso con los años. Les estoy hablando de una imagen que reprodujo el pasado domingo este periódico a doble página, con el color apagado que permanece en el papel fotográfico después de un cuarto de siglo envejeciendo en algún álbum. No está firmada. Seguramente la tomara algún aficionado local. Pero sí está fechada. El 18 de junio de 1977, una multitud de vecinos de Bembibre acompañaba al féretro de un joven de 20 años, cuando el fotógrafo los detuvo en una calle del centro para retratarles. En la caja iban los restos de Abdul Razaq, el primer pakistaní muerto en la mina, y decenas de compatriotas venidos de toda España y hasta de Inglaterra se habían mezclado con los habitantes de Bembibre para despedirle celebrando un rito islamista.
No he dejado de preguntarme si esa imagen sería hoy posible. Si tantos bembibrenses saldrían hoy a la calle para decir adiós a un inmigrante musulmán. Porque tengo la sensación de que después de 24 años, y con todo lo que nos ha ido alejado del mundo oriental, aquella solidaridad que llevaba a los vecinos de la calle Oscura a regalar azúcar y harina a los inmigrantes pakistaníes se ha perdido irremediablemente, como las primeras fotografías de Vicente Nieto Canedo, que disparaba al cielo para no matar a nadie.
Vicente Nieto Canedo. Una imagen difundida por el Ministerio de Cultura |
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