Soldados portugueses durante la Revolución de los Claveles. 1974. |
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 26 de abril de 2012
Abro el periódico y se escapan todos los tantos por ciento de las páginas.
Leo, por ejemplo, que la zona azul se extiende por Ponferrada como una riada y
suben las tarifas para estacionar un veinticinco por ciento. Sigo leyendo y me
entero de que el número de hipotecas cayó en León un sesenta y nueve por ciento.
O que la reforma laboral también dispara los ERE en la provincia un trescientos
sesenta y nueve por ciento. Y cierro el periódico, agobiado de tanto tanto por
ciento libre.
Más tarde caigo en la tentación y enciendo el ordenador. La prensa digital me
escupe los mismos porcentajes y alguno todavía peor. La recesión, leo, hace caer
los ingresos del Estado un veinticinco por ciento. Vamos de tropiezo en
tropiezo, pienso. Pero entonces veo que el déficit generado por el nuevo
Gobierno alcanza el uno coma ochenta y cinco por ciento hasta marzo. Y ya no
pienso que estemos tropezando con algo. Lo que estamos es zancadilleándonos a
nosotros mismos.
Saber que no estamos solos en el pozo tampoco es un consuelo. Otros países de
nuestro entorno también son esclavos de los porcentajes, como Portugal, donde el
PIB ha caído un tres coma tres por ciento y el desempleo ha subido al quince por
ciento después de que la Unión Europea acudiera al rescate con un préstamo de
78.000 millones de euros.
Del blog Negro sobre blanco. |
Y pesan tanto sus tantos por ciento que nuestros vecinos empiezan a
preguntarse si no será necesaria una nueva Revolución de los Claveles que acabe
con la dictadura de los recortes. Ayer, sin ir más lejos, ninguno de los
capitales de abril que hace 28 años terminaron de forma pacífica con el régimen
de Salazar participó en la conmemoración oficial de la efeméride. «El rumbo
político protege los privilegios, agrava la pobreza y desvaloriza el trabajo»,
se ha justificado Vasco Lourenço, que preside la Asociación 25 de Abril,
convertida en una referencia moral para los lusos.
Nuestros porcentajes son más pesados, pienso, aunque no nos hayan rescatado.
Y me doy cuenta de que en este país sin referentes a los que agarrarse, los
únicos claveles que he visto estos días son los que han repartido en algunas
ferias del libro como la de Ponferrada.
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