Escultura de Fredrik Reuterswärd en las afueras de la sede de la ONU en Nueva York |
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 15 de mayo de 2014
Quería hablarles de José Sánchez-Carralero, el artista que comenzó pintando azulejos, y abanicos para ganarse unas perras, y que el sábado estrena una ambiciosa retrospectiva en el Museo de Cacabelos después de una vida dedicada a la pintura.
Pero el asesinato de Isabel Carrasco deja poco hueco para otras cosas.
Quería hablarles de Rebeca Fernández, la joven lingüista berciana que ha descubierto un diccionario perdido de ilocano, el idioma que todavía hablan diez millones de filipinos, en la Real Biblioteca.
Pero la muerte de Isabel Carrasco lo ocupa todo.
Y resultan tan absurdo lo que ha ocurrido, la presidenta de la Diputación tiroteada en el centro de León por una madre rencorosa, que se me hace imposible escribir directamente de ello.
Es demasiado pronto.
Pero puedo escribir de dos personas anónimas, porque su nombre no ha trascendido, de las que podemos aprender algo en medio de tanta ponzoña.
El primero es el policía jubilado que siguió a la supuesta asesina y avisó a la Policía para que la detuvieran. ¿Se imaginan dónde estaríamos ahora si hubieran tiroteado a la presidenta de la Diputación, la mujer más poderosa de la provincia, la referencia del PP, y todavía no supiéramos quién había sido? ¿Se imaginan las especulaciones? ¿los reproches?
Y aún así, la alcaldesa de Valencia, por citar a un cargo de peso nacional, mezcla churras con merinas cuando afirma que «el asesinato de Isabel Carrasco se ha producido en un ambiente de radicalidad y de violencia» y obvia que la supuesta asesina se movía en el ámbito del mismo partido que la víctima y además es esposa de un inspector jefe de la Policía.
La segunda persona de la que todos deberíamos aprender algo en esta historia es un mendigo. Un desahuciado al fin y al cabo, a los que tanto teme Rita Barberá. «El PP no es mi gremio, pero lo que le han hecho a esta persona no tiene nombre», dijo el martes cuando acudió a dar el pésame a la familia, con su mochila al hombro. Y las flores de plástico que llevaba en la mano son el mejor homenaje que ha recibido estos días Isabel Carrasco.
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