12. Al barco le quitaron el nombre del diablo. Dejó de llamarse Leviatán. Y en el mes de marzo, eligieron a un nuevo capitán para que sustituyera al desgraciado Harrison. Pero no fue suficiente para alejar el mal fario del buque y a nadie se le pasaba por la cabeza subir a bordo, excepto a la tripulación, que lo hacía a regañadientes.
"La tripulación del barco subía a bordo a regañadientes" |
El diablo del mar © Carlos Fidalgo
Publicado en León al sol. Diario de León. Sábado 10 de agosto de 2013.
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